Enfermedad de Kawasaki
La enfermedad de Kawasaki es una enfermedad rara, de causa desconocida, autolimitada y febril, que afecta principalmente a los niños, y que produce importantes alteraciones de los vasos sanguíneos.

Tratamiento de la enfermedad de Kawasaki

Por: Marta Talise

Licenciada en medicina y análisis clínico

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 26 de enero de 2023

Estos son los puntos clave en el tratamiento de la enfermedad de Kawasaki, cuya evolución estará marcada por la rápida instauración del mismo y el nivel de afectación cardíaca del paciente:

  • Reposo absoluto en cama e ingreso hospitalario.
  • Aspirina (ácido acetilsalicílico): para disminuir la fiebre. La aspirina actúa como antiagregante plaquetario, disminuyendo así el riesgo de formación de trombos, y también actúa como antiinflamatorio. El uso de la aspirina se mantiene incluso después de que el paciente haya sido dado de alta y se encuentre en su casa, hasta pasados dos o tres meses, o cuando los parámetros de laboratorio se normalicen.
  • Inmunoglobulinas (IVIG): anticuerpos que se administran por vía intravenosa en dosis única para disminuir la respuesta inflamatoria del sistema inmune contra los vasos sanguíneos.
  • Inmunosupresores como corticoesteroides y ciclosporina, se considerarán en aquellos pacientes que no respondan adecuadamente al tratamiento descrito anteriormente.
  • Afecciones coronarias: si se presentan, puede ser necesarias intervenciones propias del infarto agudo de miocardio como la revascularización, el uso de terapias fibrinolíticas con estreptoquinasa, angioplastias con stent o, incluso, llegar a la necesidad de un trasplante cardiaco si el paciente cae en insuficiencia cardiaca.

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Tratamiento de la enfermedad de Kawasaki en niños

Si la fase aguda de la enfermedad se trata de forma eficaz se logra disminuir la tasa de afecciones cardiacas a menos de un cinco por ciento.

Pronóstico y complicaciones de la enfermedad de Kawasaki

La enfermedad de Kawasaki es aguda y autolimitada; si se trata de forma precoz el pronóstico es bueno, y al cabo de ocho a diez semanas la remisión puede ser completa.

Pero si hay afectación coronaria el pronóstico puede ser desfavorable. Estos pacientes pueden desarrollar trombosis de las arterias coronarias, aneurismas, estenosis, o estrechez en las zonas post-aneurismas.

Entre otras complicaciones cardiovasculares encontramos fibrosis del músculo cardiaco, disfunción de las válvulas cardiacas, insuficiencia cardiaca, arritmias, etcétera.

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El control periódico de estos pacientes posterior a la fase aguda de la enfermedad es fundamental, y se debe llevar a cabo por un equipo multidisciplinario que incluye pediatras, cardiólogos, radiólogos, hematólogos, e inmunólogos, entre otros. El nivel de riesgo del paciente es establecido por el grado de afectación coronaria y cardiovascular en general

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