Tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica
Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
El tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) puede realizarse de forma ambulatoria en algunos casos, mientras que en otros es necesario el ingreso en el hospital. Son criterios de ingreso la existencia de inconvenientes para realizar correctamente el tratamiento ambulatorio, que haya una infección grave, la sospecha de infección por gérmenes anaerobios, la existencia de un diagnóstico incierto, o que no se puedan descartar otras urgencias como una apendicitis.
Los objetivos del tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica son: erradicar la infección con antibióticos (realizándose cirugía si éste fracasa o si existen complicaciones), aliviar los síntomas, y prevenir la aparición de complicaciones y secuelas, que serán menores cuanto antes se inicie el tratamiento.
El tratamiento de la EIP consiste fundamentalmente en la administración de antibióticos. Lo ideal sería conocer qué gérmenes son los causantes de esta enfermedad para poder administrar los antibióticos específicos de una forma dirigida, sin embargo, esto no es fácil. Por ello, lo más frecuente es que se inicie el tratamiento con antibióticos de forma empírica, es decir, a ciegas, administrándose antibióticos que son efectivos contra los gérmenes que más frecuentemente causan la EIP. Los resultados posteriores obtenidos con las pruebas diagnósticas modificarán si es preciso la terapia antibiótica inicial.
En pacientes ingresadas se pueden utilizar dos regímenes antibióticos diferentes: cefoxitina intravenosa y doxiciclina intravenosa u oral (tras la mejoría de los síntomas se suspende el tratamiento intravenoso y se mantiene la doxiciclina por vía oral hasta cumplir 14 días); o clindamicina intravenosa y gentamicina (tras la mejoría de los síntomas se suspende el tratamiento intravenoso y se mantiene la doxiciclina o la clindamicina por vía oral hasta cumplir 14 días). Para los casos de tratamiento ambulatorio de la enfermedad inflamatoria pélvica los antibióticos elegidos son las quinolonas, que se asocian a metronidazol por vía oral; o cefalosporinas, que se administran por vía intramuscular junto con metronidazol y doxiciclina, ambos por vía oral.
Además, es necesario tomar medidas generales: retirar el DIU si la paciente es portadora de éste, reposo, analgésicos (preferiblemente antiinflamatorios), administración de líquidos, abstinencia sexual, etcétera. Para verificar que la respuesta al tratamiento es adecuada, las enfermas se realizarán revisiones periódicas.
La cirugía queda restringida a aquellos casos en los que existan abscesos (colecciones de pus) que no se resuelven con tratamiento médico, o en los que se sospeche su rotura y, en general, cuando la respuesta al tratamiento no es adecuada al cabo de 96 horas de iniciado éste. El abordaje quirúrgico se realiza mediante diferentes técnicas: laparoscopia, laparotomía o colpotomía.
Las parejas sexuales de mujeres con EIP deben ser estudiadas y tratadas con antibióticos si han mantenido relaciones en los 2 meses previos a la aparición de síntomas de EIP. Además, se recomienda evitar el coito sin preservativo hasta que la paciente y sus contactos hayan completado el tratamiento.
Prevención de la enfermedad inflamatoria pélvica
Como ocurre con otras enfermedades de transmisión sexual, la mejor forma de prevenir la enfermedad inflamatoria pélvica es emplear métodos anticonceptivos de barrera al mantener relaciones sexuales y evitar la promiscuidad y los contactos de riesgo.
Una correcta higiene íntima, realizarse revisiones ginecológicas periódicas, y consultar siempre con el especialista si se presentan síntomas sospechosos, absteniéndose de mantener relaciones íntimas hasta que se confirme o descarte el diagnóstico, también protegen frente a esta y otras infecciones del aparato genital.
Creado: 17 de octubre de 2014