Dra. Mar Mendibe
14 de diciembre de 2011
La Esclerosis Múltiple (EM) es una de las enfermedades neurológicas crónicas más frecuentes en adultos jóvenes. Junto con los accidentes de tráfico representa una de las causas más habituales de discapacidad sobrevenida en adultos de Europa y Norteamérica. Su origen es desconocido y, a día de hoy, no tiene curación. Pero, gracias a los importantes esfuerzos investigadores de los últimos años, se cuenta con eficaces opciones terapéuticas que consiguen reducir el número de recaídas agudas que tanto afectan la calidad de vida de los pacientes. Así lo explica en esta entrevista la Dra. Mar Mendibe, especialista del Servicio de Neurología del Hospital de Cruces de Baracaldo (Vizcaya) y miembro del grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la SEN.
¿Qué es exactamente la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que afecta a adultos jóvenes. Se considera una enfermedad compleja con un componente autoinmune, inflamatorio y neurodegenerativo.
¿Cuáles son los síntomas principales?
Es una patología muy variable que puede provocar multitud de síntomas en función de la zona del cerebro y médula que se afecte. La mayoría de los pacientes, aproximadamente el 86%, comienzan con recaídas agudas o brotes. Esta variante de la enfermedad, en brotes, es la que se llama EM remitente-recidivante. Los afectados sufren episodios transitorios de pérdida de visión, visión doble durante más de 24 horas, episodios de vértigos e inestabilidad, trastornos de la sensibilidad que duran más de un día, dificultades para caminar. Otro 10% de los pacientes tienen un curso progresivo desde el inicio, es lo que llamamos EM primaria progresiva.
A día de hoy se desconocen las causas que provocan la esclerosis múltiple, pero los especialistas barajan varias hipótesis. ¿Cuáles son estos factores que influyen?
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad compleja. Existen muchas incógnitas en cuanto a su origen. Sabemos que no se trata de una enfermedad hereditaria, no se trasmite de padres a hijos y no es contagiosa. Es más frecuente en las mujeres, por cada hombre afectado la sufren tres mujeres. Tiene unas características epidemiológicas muy curiosas. Existe una prevalencia mayor en países fríos y con pocas horas de luz solar (Países nórdicos, Canadá).
La esclerosis múltiple es una enfermedad compleja. Existen muchas incógnitas en cuanto a su origen
A medida que se alcanza la latitud del Ecuador la prevalencia de esta enfermedad disminuye. Por todo ello, se cree que en la causa de la EM puede estar involucrado un complejo entramado de factores: ambientales (virus y tóxicos), genéticos (HLA), hormonales, agentes que modifican la genética de las personas… y ese conglomerado de circunstancias hacen que el sistema inmunológico (sistema de defensas del cuerpo) se altere y se produzca una lesión del sistema nervioso central.
A diferencia de otras muchas enfermedades, suele darse a edades muy tempranas, ¿qué se sabe al respecto?
Lo habitual es que esta enfermedad se inicie entre los 20 y los 40 años, al ser crónica dura toda una vida. La mayoría de las enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide, lupus…) aparece frecuentemente en estas edades.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente comentado, desde el punto de vista de la prevención, ¿qué medidas se pueden tomar?
Puesto que no conocemos bien porqué ocurre y no se ha encontrado una relación causal directa, no se pueden tomar medidas de prevención. Una vez diagnosticada es fundamental el seguimiento y control de la enfermedad desde fases precoces.
Últimos avances en el abordaje de la esclerosis múltiple
¿Es cierto que se trata de una de las enfermedades neurológicas en la que los avances en su conocimiento y tratamiento han sido más notables? ¿A qué se debe?
Al esfuerzo y dedicación de todas las partes implicadas en esta enfermedad: neurólogos, investigadores básicos y clínicos, industria farmacéutica, asociaciones de afectados, apoyo institucional… Se ha trabajado duro en ello. Ese esfuerzo empieza a dar sus frutos ahora. Hace 20 años apareció el primer fármaco experimental que podía reducir el número de brotes. A partir de ahí, de una manera exponencial, se han puesto en marcha múltiples investigaciones sobre distintos fármacos. Hoy en día no tenemos terapias para todos los tipos de esclerosis múltiple, pero contamos con un importante arsenal terapéutico en fase de investigación.
Hoy en día no tenemos terapias para todos los tipos de esclerosis múltiple, pero contamos con un importante arsenal terapéutico en fase de investigación
¿Cuáles han sido las novedades en el plano diagnóstico?
Para el diagnóstico de la esclerosis múltiple se tienen en cuenta varios factores: los síntomas que cuenta cada paciente y las pruebas complementarias. En lo que respecta a las pruebas, se pueden mencionar avances destacables en la resonancia magnética cerebral y medular, como secuencias de RMN (resonancia magnética nuclear) más sensibles que aportan imágenes más nítidas y que permiten una mayor discriminación, lo que facilita la diferenciación de la EM de otro tipo de lesiones. Otras técnicas son el análisis del líquido cefalorraquídeo, que en casos de EM puede considerarse un biomarcador esencial en el diagnóstico y en el pronóstico, y la OCT (tomografía de coherencia óptica) para valorar si el nervio óptico está afectado.
Puesto que no tiene curación, ¿cuál es el objetivo principal de la terapia?
Rebajar la inflamación en el cerebro para que los pacientes tengan menor número de recaídas y evitar la discapacidad producida por el avance de la enfermedad.
Este año se ha aprobado un nuevo tratamiento, ¿qué ventajas aporta con respecto a los ya existentes?
Con los nuevos fármacos se espera mejorar en eficacia, en seguridad y tolerancia. Todo ello repercute en la calidad de vida de los afectados. Se trata de una nueva generación de medicamentos orales que en fases experimentales han demostrado una eficacia considerable, frente a los tratamientos clásicos que se administran de forma subcutánea, intramuscular o intravenosa.
En el futuro, cada paciente, en función del tipo de esclerosis múltiple que sufra, llevará un tratamiento personalizado
¿Cómo se vislumbra el futuro (relativamente cercano) de la esclerosis múltiple?
El futuro es esperanzador. Cada paciente, en función del tipo de esclerosis múltiple que sufra, llevará un tratamiento personalizado. Desafortunadamente a día de hoy no existen terapias para todas las variedades de EM, pero hay fármacos que en fases tempranas reducen la inflamación cerebral de manera considerable. Esto, unido a la mejora en la calidad asistencial y al esfuerzo en investigación constituye un futuro optimista. Por otra parte, el papel activo de los pacientes, la labor de las asociaciones de enfermos, voluntarios y la concienciación de la sociedad en general nos ayuda a seguir trabajando incansablemente en esta enfermedad.