Esófago de Barrett
El esófago de Barrett aparece como consecuencia del reflujo gastroesófagico, y su diagnóstico precoz es fundamental, pues puede evolucionar hacia cáncer de esófago. Conoce sus síntomas y tratamiento.

Qué es el esófago de Barrett y causas

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

El esófago de Barrett es un trastorno que se caracteriza por una lesión en el revestimiento del esófago, que se produce cuando el anillo de fibras musculares situado en el inferior de este órgano no se cierra adecuadamente y permite el paso del contenido gástrico desde el estómago al esófago, lo que se conoce como reflujo gastroesofágico.

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El esófago es un tubo hueco de unos 25 centímetros de longitud que une la faringe con el estómago, y cuya función es transportar el bolo alimenticio desde la boca hasta el estómago. Desde dentro hacia fuera está formado por una capa mucosa, una capa submucosa y una capa muscular. En el esófago no hay serosa, que es la capa más externa, que sí está presente en otros órganos del aparato digestivo como el estómago o el intestino.

El epitelio del esófago está compuesto por varias capas ordenadas de células planas, y cuando hay reflujo gastroesofágico puede producirse la sustitución del epitelio escamoso normal del esófago por epitelio cilíndrico intestinal, no gástrico, lo que se conoce en términos médicos como metaplasia (sustitución de un epitelio por otro). El resultado de este proceso da lugar al esófago de Barrett, que afecta a un 8-20% de los pacientes que sufren reflujo gastroesofágico.

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Esta enfermedad debe su nombre al doctor Norman Barrett, cirujano británico que la describió en la década de 1950. En función de la longitud de la metaplasia, el esófago de Barrett se clasifica en corto (cuando la longitud de ésta es menor de 3 centímetros), o largo (si es mayor de 3 centímetros).

Su diagnóstico es histológico, es decir, se realiza tras el estudio de las muestras de epitelio del esófago obtenidas tras la realización de una endoscopia. La verdadera importancia de su detección deriva del mayor riesgo que tienen los pacientes con esófago de Barrett de desarrollar adenocarcinoma de esófago, el cual tiene mal pronóstico. Sin embargo, los pacientes bajo control endoscópico y que sigan un tratamiento apropiado pueden minimizar ese riesgo.

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Epidemiología del esófago de Barret

La prevalencia del esófago de Barrett es muy variable según los diferentes estudios, sin embargo, se estima que afecta a un 8-20% de los pacientes que padecen reflujo gastroesofágico.

El esófago de Barrett suele afectar fundamentalmente a personas de edad media, de unos 55 años aproximadamente. Esto se debe, en gran parte, a que un porcentaje alto de los diagnósticos se realiza durante la realización de endoscopias por reflujo gastroesofágico, o de forma casual al realizar esta prueba por otro motivo.

Esófago de Barret

Aunque también puede afectar a niños, rara vez ocurre antes de los cinco años, por lo que se considera que es una enfermedad adquirida y no congénita (es decir, se adquiere a lo largo de la vida y no está presente al nacer).

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Es más frecuente en hombres que en mujeres, en una proporción 2:1. Desde un punto de vista racial, el esófago de Barrett afecta especialmente a la raza caucásica, siendo poco común en personas de raza negra y en asiáticos. Los datos epidemiológicos en hispanos son contradictorios, ya que mientras algunos estudios consideran que la prevalencia en este grupo es similar a la de los caucásicos, otros consideran que es bastante menor.

La obesidad y la presencia de excesiva grasa a nivel del abdomen se consideran factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.

Por otro lado, el ácido acetilsalicílico y los antiinflamatorios no esteroideos podrían tener un efecto protector sobre la aparición del esófago de Barrett. Sin embargo, son hipótesis que no están claramente demostradas.

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