Esteatosis hepática
Popularmente conocida como hígado graso, la esteatosis hepática, relacionada con el consumo de alcohol, consiste en una acumulación de triglicéridos en el hígado. Con el debido tratamiento se puede revertir.

Tratamiento de la esteatosis hepática

Por: María Dolores Tuñón

Médico Residente de Medicina Familiar y Comunitaria

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

En un primer momento el tratamiento de la esteatosis hepática se basa en resolver la causa del problema. Por lo tanto, es imprescindible abandonar el consumo de alcohol y evitar la exposición a agentes tóxicos y a medicamentos hepatotóxicos. Se ha comprobado que la grasa hepática comienza a desaparecer en tres o cuatro semanas tras eliminar el consumo de alcohol.

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En el caso de que el paciente con hígado graso presente también cierto grado de obesidad, la reducción de peso puede asociarse a la remisión de las gotas de grasa y la normalización de los niveles de transaminasas en la sangre.

Si el paciente es diabético, es fundamental que tenga un buen control de la enfermedad, con una dieta equilibrada, y los fármacos que le haya indicado el médico para el tratamiento de la diabetes.

Normalmente, con el control de las causas que han provocado la aparición de la esteatosis se consigue la remisión del cuadro. En ocasiones puede ser necesario algún fármaco, pero estos van dirigidos únicamente a tratar los síntomas, para intentar no sobrecargar el hígado y conseguir que el paciente disfrute de una buena calidad de vida mientras dure su enfermedad. En los últimos años se han postulado algunos medicamentos que pueden evitar la progresión de este trastorno, siendo la metformina el único que ha demostrado disminuir las transaminasas y el grado de esteatosis. 

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Control y pronóstico de la esteatosis hepática

Tras unas cuatro semanas de control de los factores desencadenantes, se reevalúa al paciente con ecografía y biopsia.

El pronóstico de esta enfermedad es bueno en la mayoría de los casos. Tan solo un pequeño porcentaje progresa a cirrosis con el tiempo y esto condicionaría una menor supervivencia que la población general. El alcoholismo, la obesidad y la diabetes son factores de riesgo para que se desarrolle cirrosis y carcinoma hepatocelular.

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