Causas de la fiebre de Lassa
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
La fiebre de Lassa es producida por el virus Lassa. Este virus pertenece a los Arenaviridae. Otros arenavirus son el virus de la coriomeningitis linfocítica (también en África) que con el virus Lassa conforman el grupo de los Arenavirus del Viejo Mundo; los Arenavirus del Nuevo Mundo son diversos virus de fiebres hemorrágicas americanas (como por ejemplo el Machupo o el Junín). Es un virus de tipo ARN, que tiene una envoltura.
Aunque la fiebre de Lassa se conoce desde la década de los años 50 del siglo pasado, la primera vez que se aisló fue en 1969 de una enfermera misionera que estaba trabajando en un pequeño pueblo llamado Lassa, en el noreste de Nigeria. Esta enfermera se contagió del virus al atender a una paciente obstétrica y falleció a la semana. Otras dos enfermeras más que la cuidaron también acabaron contagiadas, falleciendo una de ellas.
Al inicio se identificaron varios países de África Occidental como endémicos para el virus Lassa o LASV: Sierra Leona, Guinea, Liberia y Nigeria. Luego se realizaron estudios analíticos y epidemiológicos que desvelaron que el virus Lassa también se encuentra en Costa de Marfil, Mali y República Centroafricana, y posteriormente se ha descrito también en Burkina Faso, Ghana, Gambia y Senegal. Se considera, pues, que es un virus endémico de África Occidental. Los pocos casos que se diagnostican en el resto del mundo son importados, es decir, adquiridos por viajeros a esa zona de África. Actualmente los países más afectados son los de la Unión del Río Mano (Guinea, Liberia y Sierra Leona) y Nigeria.
Este virus se transmite a las personas de los roedores, por contacto directo o indirecto (aerosoles) con excreciones de animales infectados. La especie que parece estar más relacionada con el virus es Mastomys natalensis, un ratoncillo africano de aspecto inofensivo que vive en las proximidades de las viviendas humanas. Además, la infección puede producirse en el laboratorio, o contagiarse de persona a persona mediante el contacto directo con la sangre u otros fluidos corporales de los pacientes, por lo que el personal sanitario que atiende a los enfermos tiene un riesgo especial de adquirir la infección.
Se estima que todos los años hay unos 300.000 casos de fiebre de Lassa, con unas 5.000-20.000 muertes anuales. Sin embargo, se ha detectado que entre el 5 y el 55% de la población de las áreas endémicas tiene anticuerpos contra el Lassa, por lo que es probable que la cifra de afectados sea mucho mayor de la estimada, y que haya casos asintomáticos o con cuadros leves que no se llegan a diagnosticar.
Creado: 4 de abril de 2016