Fiebre tifoidea
La fiebre tifoidea es una enfermedad grave y potencialmente mortal, endémica en países en vías de desarrollo, que se transmite a través de alimentos o bebidas contaminados. Conoce cómo hacer frente a sus síntomas y complicaciones.

Síntomas de la fiebre tifoidea

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

La mayoría de los pacientes con fiebre tifoidea tiene como síntomas principales dolor abdominal, fiebre y escalofríos. Los síntomas de la fiebre entérica comienzan tras un período de incubación variable que suele ser de una o dos semanas, aunque puede llegar a ser de un mes. Si se ha ingerido una menor cantidad de bacterias causantes de esta enfermedad infecciosa, el período de incubación será más largo. Su duración también depende de la edad del afectado, de la acidez gástrica, y de la situación de defensas del paciente.

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En la primera semana de enfermedad se produce la bacteriemia, que consiste en la dispersión de las bacterias por la sangre. Se acompaña de fiebre, que va aumentando gradualmente hasta llegar a los 40ºC. La fiebre característicamente se asocia a escalofríos y tiritona. Sin tratamiento, la fiebre dura hasta cuatro semanas.

Además, el paciente suele tener dolor de cabeza y al tragar, dolores musculares y tos. En la mitad de los casos hay diarrea en la primera semana, pero posteriormente es más frecuente el estreñimiento.

Evolución y complicaciones de la fiebre tifoidea

En la segunda semana de enfermedad en algunos pacientes puede surgir la llamada roséola tifoidea, que consiste en la aparición de manchas tenues de color asalmonado en el tronco y el abdomen. En esta semana es cuando se hace más patente el dolor abdominal.

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En la tercera semana puede haber aumento del tamaño del hígado y el bazo, hemorragia digestiva (procedente del intestino), e incluso perforación de la última parte del intestino delgado, lo que produciría una peritonitis.

Síntomas de fiebre tifoidea

La fiebre tifoidea dejada a su evolución, sin tratamiento adecuado, o a veces incluso con él, finalmente puede conllevar complicaciones graves, con sepsis y shock séptico, y también complicaciones extraintestinales como meningitis o encefalopatía tifoidea, miocarditis, neumonitis o artritis. Sin tratamiento adecuado el cuadro puede ser mortal, o tardar semanas o meses en resolverse.

En los niños con fiebre tifoidea puede haber neumonía y convulsiones con más frecuencia que en los adultos, aunque en los menores de 5 años la perforación intestinal es rara.

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En cuanto a los pacientes con infección por VIH, la evolución puede ser peor, sobre todo en aquellos que no reciben tratamiento antirretroviral.

En lo que respecta a los portadores crónicos, son personas que tienen la bacteria en su intestino y que no tienen síntomas, pero sí transmiten la enfermedad.

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