Dr. Julián García Feijoo
12 de junio de 2014
El glaucoma es una enfermedad ocular irreversible asociada al envejecimiento que puede causar ceguera si no se interviene a tiempo. Hablamos con el Dr. Julián García Feijoo, jefe de la Unidad de Glaucoma del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, y catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, que acaba de participar en el XIV Simposio Internacional Controversias en Glaucoma, organizado por Allergan, en el que los expertos han destacado la necesidad de dar a conocer esta patología –cuya prevalencia va en aumento debido al incremento de la esperanza de vida– para conseguir que la población acuda al oftalmólogo con regularidad a partir de los 50 años (o antes si se tienen antecedentes familiares de glaucoma), ya que el diagnóstico precoz y el cumplimiento terapéutico son determinantes para intentar evitar la ceguera.
El glaucoma está aumentando en España debido a la mayor esperanza de vida de la población, ¿significa eso que el envejecimiento es un factor de riesgo para padecer esta enfermedad?
Efectivamente, aunque hay glaucomas que pueden aparecer en edades tempranas (glaucoma congénito, infantil o juvenil) el glaucoma crónico de ángulo abierto es una enfermedad ligada al envejecimiento. Por ello, y dada la previsión de envejecimiento población de los próximos años, su prevalencia se incrementará.
El glaucoma crónico de ángulo abierto es una enfermedad ligada al envejecimiento y, de acuerdo con las estadísticas europeas, la prevalencia en los mayores de 75-80 años se sitúa en torno al 10% de la población
De acuerdo con las estadísticas europeas, la prevalencia en los mayores de 75-80 años se sitúa en torno al 10% de la población.
¿Qué otros factores de riesgo pueden hacer que una persona sea más propensa a desarrollar glaucoma?
Depende el tipo de glaucoma. Para el glaucoma de ángulo estrecho la hipermetropía, edad, sexo femenino.... Para el glaucoma crónico de ángulo abierto la edad, antecedentes familiares...
El aumento de la presión intraocular es la principal causa del glaucoma pero, ¿por qué se produce dicho aumento?
Es el principal factor de riesgo, pero no es sinónimo de glaucoma. En los glaucomas de ángulo estrecho existe un problema anatómico y el iris (o membranas...) llega a bloquear la zona de salida fisiológica del humor acuoso del ojo (es decir, bloquea la malla trabecular); sería como cuando nosotros ponemos un tapón en el fregadero. En el glaucoma de ángulo abierto lo que se va dañando es la zona interior de las vías de salida fisiológicas; en el ejemplo anterior sería cuando se daña la tubería. En ambos casos se debe incrementar la presión dentro del ojo para forzar la salida del humor acuoso.
¿Cómo se diagnostica el glaucoma?
En el glaucoma se produce un daño estructural en el nervio óptico, que es la estructura que envía la información visual al cerebro. Por ello, el diagnóstico se basa en la detección de este daño en el nervio óptico o en las fibras nerviosas que lo constituyen, y evidenciar el daño visual que se asocia a esta pérdida anatómica. Para detectar el daño anatómico se debe explorar el fondo de ojo; además, existen instrumentos que permiten cuantificar el daño (OCT, HRT...). La pérdida de la función visual se estudia mediante la perimetría (estudio del campo visual).
Detección precoz del glaucoma: clave para evitar la ceguera
El glaucoma se suele detectar tarde porque los pacientes no se dan cuenta de la pérdida de visión periférica, ¿no se pueden dar indicaciones a la población, y especialmente a los mayores, para que hagan comprobaciones sencillas de esta visión periférica y puedan advertir así si algo no va bien?
La detección por los pacientes de la alteración de la visión periférica, que es típica del glaucoma, no es sencilla. Generalmente pasa desapercibida, ya que el ojo con menor daño puede compensar en parte el problema. Además, al ser una pérdida lenta, en la gran mayoría de los afectados no hay sensación de cambio en el día a día (igual que ocurre en el proceso normal del envejecimiento). Por ello, sin antecedentes familiares de glaucoma, es muy importante acudir al oftalmólogo a partir de los 50 años cada dos años, y cada año a partir de los 60. en el caso de antecedentes directos se recomiendan revisiones oculares anuales a partir de los 45-50 años.
Sin antecedentes familiares de glaucoma, es muy importante acudir al oftalmólogo a partir de los 50 años cada dos años, y cada año a partir de los 60. En el caso de antecedentes directos se recomiendan revisiones anuales a partir de los 45-50 años
En el caso del glaucoma congénito, ¿se puede prevenir con cambios en el estilo de vida, o existe algún tratamiento que evite o ralentice la aparición de la enfermedad en estos casos?
No hay nada que en el momento actual pueda evitar el desarrollo. Se debe a un defecto genético que hace que el desarrollo de las vías de salida del humor acuoso sea anormal.
El tratamiento es fundamentalmente quirúrgico y trata de evitar o retrasar el daño sobre el nervio óptico. Sí es cierto que en las familias que tienen una de las alteraciones genéticas conocidas (gen CYP), se puede realizar consejo genético.
El glaucoma es irreversible pero, ¿pueden los actuales tratamientos detener el progreso de la enfermedad y mantener una calidad de visión que permita al paciente realizar sus actividades cotidianas?
Sí, con el tratamiento médico, láser o quirúrgico, se puede frenar la progresión de la enfermedad o enlentecerla en la mayoría de los pacientes. El objetivo del tratamiento es que la repercusión de la enfermedad sobre la calidad de vida de los pacientes durante el resto de su vida sea la menor posible.
Con el tratamiento médico, láser o quirúrgico, se puede frenar la progresión de la enfermedad o enlentecerla en la mayoría de los pacientes
Se estima que alrededor del 30% de los pacientes con glaucoma no sigue el tratamiento que le han prescrito. Tratándose de una enfermedad que progresa hacia la ceguera, ¿cómo es esto posible?
Probablemente incluso más, pero esto sucede igual en pacientes oncológicos, transplantados, etc... Los tratamientos médicos actuales del glaucoma son tópicos y deben instilarse una o dos veces al día, y por ello el paciente o alguien de su entorno tiene que responsabilizarse de la correcta aplicación del tratamiento. Hay que considerar que durante mucho tiempo la enfermedad es asintomática y no afecta a la calidad de vida del paciente (baja conciencia de enfermedad) y, sin embargo, los tratamientos a veces tienen efectos secundarios, son incómodos, o los horarios de aplicación interfieren con la vida de los pacientes. Por eso a veces la calidad de vida de los pacientes se puede ver afectada más por el propio tratamiento que por la enfermedad. Esto, si no hay conciencia de las repercusiones de la enfermedad a medio/largo plazo, no favorece el cumplimiento del tratamiento.
¿Cuáles son los principales avances que destacaría en el tratamiento del glaucoma? ¿Cree posible que algún día se puedan llegar a revertir, al menos en parte, los daños que provoca en el caso de los pacientes a los que se les ha detectado tarde?
Tratamientos con menores efectos secundarios, por ejemplo, medicamentos sin conservantes. En el caso de la cirugía se están desarrollando cirugías mínimamente invasivas que, si bien son menos eficaces, permiten una recuperación muy rápida y tienen muy pocas complicaciones.
Por desgracia, las terapias neuroregeneradoras que podrían revertir los daños causados por la enfermedad están todavía muy lejanas.