Tratamiento de la gota y recomendaciones
Por: Dr. José Antonio Nuevo González
Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid
Actualizado: 28 de junio de 2022
El tratamiento aplicado a los pacientes gotosos tiene como objetivo minimizar las dolencias derivadas de la enfermedad, disminuir los niveles de ácido úrico en la sangre por debajo de 5-6 mg/dl (en algunos pacientes con gotas graves o tofos más bajo aún) para disolver los depósitos de cristales de urato formados en los tejidos y así anticiparse a posibles ataques de gota y prevenir que se produzcan a largo plazo daños irreparables en las articulaciones. Como apuntan desde la SEPAR, en cada paciente podrá variar el tratamiento a aplicar en función de la intensidad y extensión de las articulaciones inflamadas y del motivo por el que se ha producido el aumento del ácido úrico.
Para ello, dentro del tratamiento de la gota en primer lugar se prescribirán analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos. Estos deberán comenzar a tomarse en cuanto se adviertan las primeras señales de un nuevo ataque. Se recomiendan diclofenaco, indometacina y dexketoprofeno. En pacientes con insuficiencia renal o problemas con este tipo de fármacos, como ancianos, se debe evitar o minimizar su tiempo de uso y pueden usar mejor corticoides como la prednisona.
También puede ayudar a aliviar el dolor el reposo, mantener la pierna o el pie en alto y la aplicación de compresas frías en la zona afectada varias veces al día, así como hidratarse bien. Actualmente la colchicina se emplea menos que en el pasado porque está siendo sustituida por otros compuestos que no presentan sus efectos adversos (náuseas, vómitos, diarreas…). Además, este fármaco solo es eficaz si se administra al inicio del ataque.
Para disminuir los niveles de ácido úrico en sangre, el medicamento más empleado es el alopurinol. Este compuesto reduce la formación de ácido úrico por el organismo. Debemos recordar que al inicio de este tratamiento se origina un descenso brusco en los niveles de acido úrico en sangre y esto puede desencadenar un ataque de gota también, por lo que se debe acompañar de colchicina para contrarrestar dicho efecto.
En los últimos años se añade a este tratamiento el Febuxostat, que reduce los niveles de acido úrico en sangre, y que se utiliza sobre todo para aquellos a los que el alopurinol no les resulta eficaz o para los que esté contraindicado por insuficiencia renal por ejemplo.
La mejoría de los síntomas suele ser rápida, sin embargo, el paciente debe concienciarse de que el tratamiento de la gota puede durar años y debe acompañarse de una vida saludable para evitar recaídas.
Recomendaciones dietéticas para la gota
Además del tratamiento medicamentoso de la gota, es importante llevar un control estricto de la dieta. Conocer los alimentos con alto contenido en purinas es un punto clave para evitar agravar la enfermedad. Así, los pacientes gotosos deben evitar el consumo abusivo de los siguientes alimentos:
En el siguiente enlace encontrarás información más detallada sobre el tratamiento dietético de la gota.
Hábitos saludables para el paciente con gota
La modificación de la dieta es una parte muy importante a la hora de tratar adecuadamente y convivir con la enfermedad, pero no es el único aspecto de la vida diaria que deben tener en cuenta los pacientes de gota:
Adelgazar
En el caso de que el paciente sea obeso es muy recomendable bajar de peso. Esta tarea debe llevarse a cabo de forma progresiva, puesto que una disminución brusca puede provocar la formación de cálculos de ácido úrico en el riñón (a causa de un aumento de la concentración del mismo en la sangre).
Ejercicio para la gota
El ejercicio regular, además de ayudar a mantener un peso adecuado, fortalece el organismo, mejora el flujo sanguíneo, y aporta flexibilidad a las articulaciones. No todos los deportes son adecuados para estos pacientes; deben evitarse los deportes de impacto (evitar correr por asfalto) y practicar otros como natación, estiramientos, bicicleta estática, etcétera. Un programa adecuado de ejercicios, diseñado y monitorizado por un profesional, puede suponer una terapia muy válida a la hora de reducir molestias.
Descansar
Por último, un punto que no debe olvidarse es el descanso. No debe abusarse de la resistencia de la articulación, ya que esta además tenderá a fatigarse con mayor facilidad de lo que lo haría una articulación sana. Determinadas técnicas de relajación pueden contribuir a controlar el dolor, y siempre ayudarán al paciente a sobrellevar la enfermedad con mayor energía.
Creado: 28 de diciembre de 2010