Aunque se puede considerar que el denominador común de este problema es una debilidad de la pared abdominal a nivel inguinal, cabe reconocer algunas causas de la hernia inguinal más concretas, tales como:
- Congénitas: suelen ser la causa de las hernias en la infancia, y es que, algunas personas nacen con una debilidad en la pared abdominal cerca de la ingle, lo que puede facilitar el desarrollo de hernias inguinales, especialmente si se exponen a factores que aumentan la presión abdominal. En concreto es por persistencia de un conducto llamado peritoneo-vaginal, que no llega a formar correctamente la pared muscular a ese nivel al final del desarrollo fetal.
- Aumento de la presión abdominal: diversas condiciones y actividades pueden incrementar la presión dentro del abdomen, forzando así tejidos o partes del intestino a protruir a través de puntos débiles en la pared abdominal. Esta situación puede ocurrir de manera más o menos brusca en determinadas actividades o condiciones:
- Ante un esfuerzo importante, como pueda ser algún ejercicio físico extremo (halterofilia, levantadores de peso), o alguna actividad profesional que conlleve la carga o el levantamiento de material pesado.
- También puede ocurrir por pequeños aumentos de presión repetidos, como ocurre en enfermedades respiratorias que provocan tos crónica (EPOC, asma), también en individuos con estreñimiento, que precisan de esfuerzos abdominales escesivos durante la defecación, o pacientes con síntomas prostáticos, que necesitan realizar un empuje para conseguir el vaciado de la vejiga en cada micción.
- También se puede incluir a otras situaciones que provocan un aumento de presión abdominal, quizá de menor envergadura, pero mantenida en el tiempo, como puede ser el embarazo, que aumenta la presión interna en el abdomen, o personas con ascitis (liquido abdominal secundario a enfermedades hepáticas), y la obesidad.
- Debilidad constitucional de la pared abdominal: existen individuos que constitucionalmente presentan menor tono muscular en la zona llamada triángulo de Hesselbach, cuyos límites lo forman el músculo recto anterior y el ligamento inguinal. Es por ahí por donde puede aparecer el contenido abdominal con el tiempo formando la hernia.
Envejecimiento: con la edad, los músculos pueden debilitarse, incrementando el riesgo de desarrollar una hernia.
Ejercicio físico intenso: el levantamiento de pesas o de objetos pesados sin doblar las rodillas, o actividades que incrementan la presión abdominal pueden contribuir al desarrollo de hernias inguinales.
Historial previo de hernias: las personas que han tenido hernias antes tienen un riesgo mayor de desarrollar nuevas hernias, posiblemente debido a la debilidad inherente en la pared abdominal.
Factores genéticos: la predisposición genética puede jugar un papel, ya que las hernias inguinales a veces se presentan en familias, lo que sugiere una debilidad heredada de la pared abdominal.
Afecciones médicas crónicas: enfermedades que aumentan la presión dentro del abdomen, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), pueden aumentar el riesgo de desarrollar una hernia inguinal.
La presencia de uno o más de estos factores puede aumentar significativamente el riesgo de una persona de desarrollar una hernia inguinal. En algunos casos, la combinación de debilidad muscular y aumento de presión abdominal es lo que finalmente lleva a la formación de la hernia.