Asocian trastornos del oído interno con hiperactividad
11/09/2013
Un nuevo estudio en ratones ha descubierto que una disfunción del oído interno puede provocar cambios neurológicos que incrementan la hiperactividad. La investigación, que ha sido llevada a cabo en Estados Unidos por científicos de la Facultad de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva de Nueva York, ha identificado dos proteínas del cerebro que también están implicadas en el proceso.
Desde hace años se había observado que muchos niños y adolescentes que sufrían trastornos en el oído interno, sobre todo si se trataba de problemas graves que afectaban tanto a la capacidad auditiva como al equilibrio, presentaban también problemas de conducta, como la hiperactividad. Sin embargo, no se había encontrado un vínculo que los asociara.
Los trastornos del oído interno –formado por la cóclea, responsable de la audición, y el sistema vestibular, que se encarga del equilibrio– pueden deberse a defectos genéticos, o ser causados por una lesión o una infección.
Los trastornos del oído interno originan una disfunción en el cuerpo estriado, una zona del cerebro que controla el movimiento
Un estudiante de doctorado en la Facultad Einstein observó que algunos ratones del laboratorio del doctor Jean M. Hébert, que ha liderado la investigación, se encontraban en un constante estado de movimiento. Al evaluarlos, los investigadores comprobaron que estos animales eran sordos a causa de defectos cocleares y vestibulares graves, relacionados con una mutación en un gen –Slc12a2–, que interviene en el transporte de moléculas de sodio, potasio y cloruro a distintos tejidos, incluido el oído interno y el sistema nervioso central.
Al realizar ensayos con ratones sanos, comprobaron que cuando se les suprimía dicho gen del oído interno se producía un incremento de su actividad locomotora. Según los autores del trabajo, los trastornos del oído interno originan una disfunción en el cuerpo estriado, una zona del cerebro que controla el movimiento. Y descubrieron además que aumentaban los niveles de dos proteínas –Perk y pCREB-, que intervienen en el control de la acción de los neurotransmisores.
De acuerdo a los resultados del estudio, los investigadores creen que la hiperactividad en niños que sufren trastornos del oído interno podría ser controlada con medicamentos que inhiban Perk en el cuerpo estriado. Hébert explica, además, que la investigación plantea la posibilidad de que ciertos déficit sensoriales no relacionados con defectos del oído interno también podrían provocar o facilitar el desarrollo de otros trastornos mentales o motores que en la actualidad se consideran únicamente de origen cerebral.
Actualizado: 14 de septiembre de 2016