Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
Entre un 3% y un 7% de la población infantil padece hiperactividad, un trastorno que suele traer de cabeza a padres, familiares y profesores. Conoce sus síntomas y cómo ayudar a los afectados.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

Diagnóstico de la hiperactividad (TDAH)

Un neuropediatra, un psiquiatra infantil o un neurólogo serán los encargados de realizar el diagnóstico del TDAH.

Por: Ángel García de Lucas

Biólogo experto en neurociencia e imagen molecular

Actualizado: 12 de julio de 2022

El diagnóstico del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

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Es importante evaluar el nivel intelectual del niño con un test WISC, o en niños mayores de Raven, para asegurarse de que sus problemas de aprendizaje no se deban a un cociente intelectual bajo.

El encefalograma (EEG) solo estaría indicado en presencia de signos focales o ante la sospecha clínica de epilepsia o trastornos degenerativos.

En conclusión, el diagnóstico es clínico, mediante la entrevista con los padres y el niño, evaluación de información de los profesores, examen físico y pruebas complementarias para descartar otros problemas. Las pruebas médicas y los exámenes psicológicos se emplean para eliminar otras posibles causas de hiperactividad y falta de atención diferentes del TDAH y para ayudar al diagnóstico del mismo, pero no hay pruebas definitivas.

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Para que se diagnostique el trastorno, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (4ª edición DSM-IV), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría requiere que aparezcan seis o más síntomas de desatención y seis o más síntomas de hiperactividad-impulsividad que hayan persistido por lo menos durante seis meses. Los síntomas de TDAH descritos han de ser más frecuentes y graves que los observados en personas de un desarrollo similar. Además, han de aparecer antes de los siete años y se han de presentar al menos en dos ambientes diferentes (hogar, escuela o trabajo, etcétera).

Los síntomas no podrán ser explicados por la presencia de otro trastorno mental ni manifestarse en el transcurso de este, aunque frecuentemente el TDAH aparece asociado a otros problemas de la conducta como el trastorno negativista desafiante o el trastorno disocial. No obstante, la combinación del TDAH con estos comportamientos perturbadores suele estar relacionado más estrechamente con las conductas antisociales de los padres, con conflictos matrimoniales, con estrés materno, y con la comunicación negativa entre padre e hijo.

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La mayoría de las personas con TDAH tienen síntomas, tanto de desatención como de hiperactividad-impulsividad, pero en algunas prevalece uno u otro de estos patrones. Por ello se han desarrollado tres tipos diferentes, que se diagnostican en función del patrón que predomine durante los últimos 6 meses. Estos tipos son:

  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado.
  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio del déficit de atención.
  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predomino hiperactivo-impulsivo.

A los tres síntomas básicos (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad) se le pueden asociar otros:

  • Trastornos de conducta.
  • Dificultades de aprendizaje.
  • Problemas de relación social.
  • Bajo nivel de autoestima.
  • Alteraciones emocionales.

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