Si ya se tiene impétigo, las medidas de higiene general deben extremarse para evitar su propagación a los familiares más cercanos. Lo más importante para prevenir el contagio del impétigo es:
- No compartir toallas, cuchillas de afeitar ni ropa (bufandas en invierno, por ejemplo) con el resto de familiares.
- No tocarse ni rascarse la piel lesionada.
- Lavarse las manos si se han tocado las costras o el pus de las lesiones, y después secarse bien las manos con una toalla que nadie vaya a utilizar después.
- Lavar la ropa que ha estado en contacto con las lesiones de impétigo, aunque la vaya a utilizar la misma persona.
Si no se ha contraído el impétigo, se puede prevenir con las medidas habituales de higiene, con los cuidados adecuados de la piel, y manteniendo un buen estado de salud. A continuación señalamos algunas de ellas:
- Lavarse las manos y ducharse diariamente.
- Cortar las uñas de los bebés y mantenerlas limpias.
- Secar las babas de los bebés alrededor de la boca; si se dejan mucho tiempo pueden macerar la piel y favorecer la aparición de impétigo.
- Utilizar jabones antibacterianos suaves que respetan el pH de la piel. También mantener la piel hidratada con cremas, sobre todo las pieles atópicas en la infancia.
- Consultar al médico cuando aparezcan alteraciones cutáneas, sobre todo si se mantiene un tratamiento prolongado con corticoides, quimioterapia o medicamentos inmunosupresores.
- En los pacientes diabéticos se deben controlar los niveles de azúcar en sangre. Cifras elevadas deprimen el sistema inmune y facilitan la invasión de bacterias en la piel.