El bótox (toxina botulínica tipo A) se puede emplear también para tratar eficazmente la incontinencia urinaria de urgencia en mujeres. Este tipo de incontinencia se define como una necesidad urgente e imperiosa de miccionar, y conlleva muchos inconvenientes a las afectadas.

Por lo general, el tratamiento de la incontinencia urinaria de urgencia se basa en administrar a las pacientes medicamentos anticolinérgicos, que funcionan disminuyendo las contracciones de la vejiga y facilitando así la retención de la orina, pero estos fármacos presentan una serie de efectos secundarios en algunas mujeres, como estreñimiento, xerostomía (sequedad de boca) y ojo seco.

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Un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos, y cuyos resultados se han publicado en ‘The New England Journal of Medicine’, ha revelado que inyectar toxina botulínica en la vejiga –una opción que hasta ahora solo se utilizaba con pacientes que no responden a la terapia tradicional– no solo es efectivo, sino que multiplica por dos las probabilidades de resolver los síntomas por completo.

El 27% de las pacientes que fueron tratadas con la inyección de bótox se beneficiaron de una resolución total de la incontinencia urinaria de urgencia

Los investigadores evaluaron a 250 mujeres que padecían incontinencia urinaria de urgencia –y que presentaban una media de cinco episodios de incontinencia al día–, y las dividieron en dos grupos. A uno de los grupos se le administró la medicación habitual por vía oral junto a una inyección de placebo, mientras el otro grupo tomaba el placebo en forma de cápsula y recibía la inyección de bótox.

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El tratamiento se prolongó durante seis meses, al cabo de los cuales se produjo una reducción media en los episodios de incontinencia de 3,4 en el caso de las pacientes que recibieron medicación por vía oral y de 3,3 en las pacientes que fueron tratadas con bótox. Los resultados más significativos se produjeron en la proporción de pacientes que presentaron una resolución completa de los síntomas que, en el caso de las que tomaron fármacos tradicionales fue del 13%, mientras que ascendió al 27% en las que recibieron la inyección de toxina botulínica.

En cuanto a los efectos adversos de los tratamientos, las que tomaron anticolinérgicos sufrieron de boca seca en el 46% de los casos, frente al 31% del grupo bótox, mientras que estas últimas experimentaron un mayor número de infecciones urinarias –28% frente a 15%–, además de vaciamiento incompleto de la vejiga (5% frente a 0%), un trastorno que hay que solventar utilizando un catéter para vaciar la vejiga.

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Actualizado: 14 de agosto de 2020

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