Intolerancia a la histamina
Problemas digestivos como la dispepsia o la diarrea pueden indicar una intolerancia a la histamina, provocada por un exceso de esta sustancia en el organismo. Te explicamos cómo identificar y prevenir este trastorno.

Qué es la intolerancia a la histamina y cuáles son sus causas

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

La histamina es una sustancia fundamental para la vida que se encuentra en múltiples órganos y tejidos del cuerpo de forma natural. Es necesaria para un correcto funcionamiento del organismo, y para ello debe ser fabricada y liberada en los momentos oportunos, y en la cantidad adecuada. Asimismo, debe ser degradada si está en cantidades excesivas, o cuando ya no se necesita su acción. Y también se debe degradar la histamina que esté presente en los alimentos ingeridos para que no pase en cantidad excesiva al interior del cuerpo tras su ingesta.

PUBLICIDAD

La intolerancia a la histamina es una situación en la que una comida normalmente bien tolerada en una persona sana produce síntomas por el contenido en histamina que no se descompone de forma adecuada, y se estima que afecta al 1% de las personas, sobre todo de mediana edad, aunque probablemente la cifra sea mucho mayor en la realidad.

Entre sus consecuencias se encuentra la aparición de trastornos principalmente digestivos (retortijones, diarrea, hinchazón…), pero también pueden aparecer síntomas respiratorios, neurológicos o reacciones en la piel. Y entre sus causas, como la principal se identifica un déficit en el intestino de una enzima conocida como DAO, aunque suele asociarse a problemas digestivos como la celiaquía sin diagnosticar, el SIBO o alteraciones en la microbiota como la disbiosis.

PUBLICIDAD

Hinchazon abdominal
Parte de las causas y consecuencias de la intolerancia a la histamina se encuentran en el intestino.

La liberación de la histamina puede ocurrir, por ejemplo, como respuesta a un alérgeno. Otros estímulos no inmunes también provocan la liberación y fabricación de histamina, como ciertas sustancias producidas por células del sistema inmune, la falta de oxígeno, las temperaturas extremas, los traumatismos, el alcohol, algunas comidas y ciertos medicamentos. La activación de los mastocitos, las células que más se asocian con la fabricación de histamina, está asociada a enfermedades alérgicas y también autoinmunes.

Qué es la histamina y qué funciones desempeña en el organismo

La histamina es una amina biógena: esto quiere decir que es una molécula de bajo peso molecular nitrogenada que se produce por organismos vivos. Se sintetizó en un laboratorio en 1907, y en 1910 se descubrió que existía de forma natural en el hongo conocido como cornezuelo del centeno.

PUBLICIDAD

Más tarde, en 1927, se consiguió aislar en tejidos humanos y animales. De hecho, se llamó ‘histamina’ porque es una ‘amina’ (molécula con nitrógeno) que se encuentra en los tejidos (‘histos’ en griego). Aunque esta molécula se conoce desde hace tantos años, el papel que desempeña en la fisiología humana y animal se está investigando de forma continua, y se producen nuevos descubrimientos constantemente.

En el ser humano la histamina se fabrica en las células enterocromafines del estómago, las neuronas histaminérgicas, los mastocitos y los basófilos. Otras células también pueden fabricar histamina, como las plaquetas, los monocitos y los macrófagos, las células dendríticas (que son un tipo de macrófagos modificados presentes en múltiples tejidos y órganos), los neutrófilos y los linfocitos.

PUBLICIDAD

La histamina tiene múltiples funciones en el organismo porque hay distintos tipos de receptores en distintos órganos:

  • Produce contracción del músculo liso como el de los bronquios y el intestino.
  • Dilata los vasos sanguíneos y aumenta su permeabilidad. Provoca taquicardia e influye en la tensión arterial. Puede reducir el flujo sanguíneo al intestino.
  • Aumenta la secreción mucosa en general y estimula la secreción gástrica.
  • Irrita las fibras nerviosas que conducen los estímulos dolorosos. Además, actúa como neurotransmisor y participa en la modulación del ritmo circadiano.
  • Tiene un efecto inmunomodulador por múltiples mecanismos de acción.
  • También participa en la regulación de la hematopoyesis (fabricación de las células de la sangre).

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD