Juanetes
El hallux valgus es una protuberancia visible en el dedo gordo del pie que provoca dolor, dificultades para calzarse y rechazo estético. ¿Tratamiento conservador o quirúrgico?, aquí te contamos en qué consiste cada uno.

Qué son los juanetes

Por: Esther Martín

Estudiante de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

El hallux valgus, conocido popularmente como juanetes, consiste en la desviación medial o en valgo (hacia el centro del eje corporal) de la cabeza del primer metatarsiano y la aproximación del dedo gordo del pie hacia el resto de los dedos, que puede ocasionar incluso la superposición de los dos primeros dedos.

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Es la patología más frecuente del antepié, y es especialmente más común en mujeres entre los 40 y 60 años de edad. Clásicamente se los ha relacionado con el calzado femenino, más en concreto con la distribución de la presión que provoca un zapato puntiagudo y con tacón.

Desde un punto de vista estrictamente médico, se define como la desviación de más de 15º del primero dedo y la formación de un ángulo intermetatarsiano mayor de 9º. A partir de estas cifras se puede definir un hallux valgus leve, moderado y severo.

Ilustración de juanetes

¿A qué parte del pie afecta el juanete?

Esta afección se produce en la primera articulación metatarso-falángica o medial, que corresponde a la unión del primer metatarso, el hueso que forma parte del empeine, con el primer hueso del dedo gordo del pie. Esta articulación difiere de las demás en que está provista de dos huesecillos más pequeños, en forma de guisante, llamados sesamoideos.

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El antepié es la parte del organismo que soporta una mayor fuerza mecánica. No solo soporta la fuerza mecánica del peso, sino también la dinámica del movimiento cuando impulsa a la persona hacia delante y recibe el impacto de cada apoyo. Tanto las fuerzas de roce como las de compresión son absorbidas por la planta del pie y trasmitidas al esqueleto. Por ello, en el antepié existen unos cuerpos grasos que se encargar de dispersar las presiones y proteger a los vasos y nervios de la zona.

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