Síntomas y signos de la leptospirosis
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
El periodo de incubación, es decir, el tiempo que va desde que entra la leptospira en la sangre y la aparición de síntomas de la leptospirosis, suele ser de 7 a 12 días (pero puede oscilar entre 2 y 20 días). La infección se puede mostrar de tres maneras:
La forma típica de la leptospirosis tiene dos fases que, a su vez, coinciden con dos fases de fiebre: la primera fase o septicémica (cuando la leptospira se puede detectar en la sangre) dura entre 4 y 7 días; después, entre los días 7 y 10, la fiebre prácticamente desaparece, y luego la fiebre reaparece en la segunda fase o fase inmune, que puede durar entre 4 y 30 días.
A veces, estas dos fases son indistinguibles: en la forma leve, porque la segunda fase es muy breve o no existe; y en la forma grave, porque las dos fases, septicémica e inmune, se funden, mostrando síntomas y signos muy graves de manera continua. Desde el punto de vista clínico se consideran dos formas de la enfermedad causada por leptospiras: la leptospirosis anictérica (sin ictericia) y la leptospirosis ictérica o enfermedad de Weil.
Leptospirosis anictérica
En la leptospirosis anictérica, la fase febril o leptospiremia es el estadio en el que las leptospiras están por todos los tejidos y por ello los síntomas afectan a todo el cuerpo. Suele empezar de repente con fiebre alta (39 ºC-40 ºC), con dolores musculares y dolor de cabeza muy intenso. Suele haber pérdida del apetito y, a veces, se producen náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. En algunos pacientes hay síntomas pulmonares como dolor en el pecho, tos, expectoración sanguinolenta y mucha dificultad para respirar (síndrome de distrés respiratorio del adulto).
Con menor frecuencia se producen alteraciones neurológicas como delirios, alucinaciones o parálisis de algunos nervios. Una complicación muy poco frecuente pero muy grave es la inflamación de la vesícula biliar sin que haya obstrucción por cálculos de la vía biliar (colecistitis alitiásica). Un signo muy frecuente y característico es que el paciente tiene una conjuntivitis con los ojos rojos (por congestión e incluso hemorragia en la conjuntiva del ojo). Esta fase suele durar de 4 a 9 días, que es cuando se producen los anticuerpos contra la leptospira y la aparición de ésta en la orina (fase inmune o leptospiruria).
Después de esta primera fase el 35% de los pacientes se recupera completamente. En el resto de los pacientes, después de unos días sin síntomas, estos reaparecen, comenzando la segunda fase de la enfermedad o fase inmune. En ella, la fiebre, los dolores musculares y los síntomas digestivos son más leves que en la primera fase.
En muchos pacientes (80%-90%) se produce una meningitis aséptica, lo que significa que en el líquido cefalorraquídeo del paciente no se detecta la bacteria, pero sí hay inflamación de las meninges; esta reacción meníngea puede durar unos días, hasta dos semanas. Con poca frecuencia puede haber afecciones más graves del sistema nervioso. En esta fase puede aparecer un enrojecimiento de las piernas –concretamente a la altura de las espinillas–, lo que se denomina “fiebre pretibial” y también una miocarditis (inflamación del músculo del corazón), que en general no tiene ninguna trascendencia.
Leptospirosis ictérica o enfermedad de Weil
La otra forma clínica, la forma grave, es la leptospirosis ictérica o enfermedad de Weil, que puede ser causada por diferentes serotipos –leptospiras con diferentes antígenos–, pero la más frecuente es la Leptospira interrogans serotipo icterohaemorrhagie. Comienza de manera similar a la forma leve, pero después de 4-7 días empiezan los síntomas graves: la fiebre continua, la ictericia, las hemorragias, la insuficiencia renal, la miocarditis, las alteraciones de conciencia, la anemia (disminución de la cantidad de glóbulos rojos en la sangre) y la trombocitopenia (disminución de la cantidad de plaquetas en la sangre).
La ictericia es el dato que alerta de la forma grave de la enfermedad ya que, sin ictericia, la enfermedad no es mortal, pero con ictericia sí puede serlo. La ictericia se acompaña de aumento del tamaño y, a veces, dolor del hígado; también puede haber aumento del bazo. En los pacientes con ictericia grave son más frecuentes las alteraciones renales, el colapso cardiovascular y las hemorragias. Estas últimas se presentan como sangrados nasales (epistaxis), de los pulmones (hemoptisis), gastrointestinales y en la piel (lesiones purpúricas), entre otros.
Creado: 26 de diciembre de 2012