Dra. Raquel de Oña
5 de junio de 2014
La leucemia es un tipo de cáncer que afecta al tejido hematopoyético, que es el que se encarga de formar la sangre. Las células sanguíneas malignas invaden la médula ósea –un tejido poroso que se encuentra en el interior de los huesos– e interfieren en la producción de nuevas células sanas; además, se pueden diseminar y alcanzar otros órganos, como los riñones, el hígado, los ganglios linfáticos… Hay muchos tipos de leucemias, y hoy hablamos con la Dra. Raquel de Oña Navarrete, Jefa de Servicio de Hematología del Hospital MD Anderson Cancer Center Madrid, sobre la leucemia aguda (LA), las pruebas necesarias para diagnosticarla, y los tratamientos disponibles para abordar esta enfermedad tan agresiva en la que, como explica la Dra. De Oña, “la investigación y el acceso a los ensayos clínicos resultan cruciales para incrementar el porcentaje de pacientes curados” (en la actualidad la tasa de curación es de alrededor del 30-40% en el caso de los adultos).
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es más frecuente en la infancia y en los primeros años de la edad adulta, mientras que la leucemia mieloide aguda es más frecuente en adultos, ¿se sabe la razón?
En la mayoría de los casos de leucemia aguda (LA) no conocemos las causas que determinan el desarrollo de esta grave enfermedad, y tampoco conocemos el motivo por el cual se diagnostica con más frecuencia la LA linfoblástica en la infancia, y sin embargo en el adulto es más frecuente la LA mieloblástica.
¿Cuáles son las causas de la leucemia?
Como he dicho previamente, las causas y mecanismos de la enfermedad son desconocidos. Sin embargo, se describen múltiples factores que parece que incrementan el riesgo de padecer una leucemia aguda. Por ejemplo, se describe un incremento del riesgo de padecer LA en personas expuestas a agentes químicos o radiaciones ionizantes. También se describe una mayor incidencia de LA en pacientes con alteraciones genéticas tipo síndrome de Down, y se estudia una posible relación con agentes infecciosos. Pero en la mayor parte de los casos de leucemia aguda no se identifica ningún agente etiológico.
Las personas expuestas a agentes químicos o radiaciones ionizantes tienen más riesgo de padecer LA. También se describe una mayor incidencia de LA en pacientes con alteraciones genéticas tipo síndrome de Down, y se estudia una posible relación con agentes infecciosos
¿Existen factores de riesgo que podamos evitar para prevenir la aparición de leucemia aguda?
Dado que las causas de esta enfermedad son desconocidas, resulta difícil poder establecer medidas encaminadas a reducir su incidencia o evitar su aparición.
¿Cuáles son los síntomas más comunes de la leucemia aguda? ¿Es habitual detectar la enfermedad precozmente?
Los síntomas de la leucemia aguda son los derivados del fracaso de la médula ósea para fabricar los componentes normales de la sangre, que son los glóbulos rojos o hematíes, los glóbulos blancos o leucocitos, y las plaquetas. Por tanto, los síntomas de manera general son provocados por el desarrollo de un descenso del número de glóbulos rojos o anemia –que determina palidez, cansancio, taquicardia, etcétera–, fiebre elevada, e infecciones, que están determinadas por la ausencia de glóbulos blancos eficaces y sangrados espontáneos por el descenso del número de plaquetas. Además, es frecuente que el exceso de glóbulos blancos cause inflamación de diferentes órganos (hígado, bazo), afectación del sistema nervioso central, o inflamación de ganglios, entre otros síntomas.
Para el diagnostico de leucemia aguda es necesario realizar una historia clínica adecuada, una exploración física exhaustiva, y un estudio de sangre periférica, así como de médula ósea, en un centro especializado
Aunque estos síntomas pueden sugerir que una persona puede tener una leucemia aguda, resulta necesario confirmar el diagnóstico realizando pruebas especificas.
¿Y cuáles son las pruebas que se realizan para diagnosticar la enfermedad?
Para el diagnóstico de leucemia aguda es necesario realizar una historia clínica adecuada, una exploración física exhaustiva, y un estudio de sangre periférica, así como de médula ósea, en un centro especializado. La sangre se revisa al microscopio por parte de un hematólogo, quien puede establecer el diagnostico de sospecha de leucemia aguda al comprobar la presencia de células inmaduras o blastos en sangre periférica, y las alteraciones de los componentes normales de la sangre. El estudio se completa realizando un estudio de médula ósea mediante biopsia o aspirado óseo, que permite un diagnóstico definitivo y una mejor definición del tipo de leucemia (linfoblástica o mieloblástica). Esto resulta básico, dado que existen diferentes subtipos de leucemias agudas con tratamientos diferenciados. Se completa el estudio de leucemia aguda remitiendo muestra de sangre o medula ósea a laboratorios especializados de citometría de flujo, biología molecular y citogenética, que ayudan a definir mejor el tipo de leucemia aguda del paciente, y así realizar una estrategia de tratamiento adaptada a su enfermedad.
Cómo se trata la leucemia aguda
¿En qué casos o en qué tipo de pacientes está indicado el trasplante de médula ósea para tratar la leucemia?
El tratamiento de la leucemia aguda es quimioterapia intravenosa. El trasplante de medula ósea es una opción final del tratamiento, que se adapta al tipo de leucemia aguda y a la respuesta a los tratamientos de quimioterapia iniciales. En algunos pacientes resultará necesario plantear el trasplante de médula ósea tras el tratamiento de quimioterapia inicial, debido a la información genética o molecular de la enfermedad, o por la respuesta obtenida con el tratamiento de quimioterapia administrado. En otros pacientes el trasplante de medula ósea se ofrece tras recaída de la enfermedad. Además, a la hora de plantear un trasplante de medula ósea a un paciente de leucemia aguda resulta necesario valorar la disponibilidad de un donante, familiar o no familiar, y la edad del paciente, así como su estado clínico o comorbilidades.
¿Cuáles son los principales avances que se han producido en el tratamiento de la leucemia aguda?
La leucemia aguda, tanto linfoblástica como mieloblástica, es una enfermedad heterogénea con un pronóstico limitado en adultos. En las últimas décadas, los avances producidos en su tratamiento farmacológico son modestos, aunque destaca fundamentalmente la mejora del tratamiento de soporte del paciente y la introducción del trasplante de médula ósea. En este momento resulta necesaria la inversión en investigación para la obtención de tratamientos más eficaces y menos tóxicos para los pacientes. Se están desarrollando un gran número de fármacos dirigidos o dianas moleculares frente a alteraciones genéticas conocidas y presentes en algunos tipos de leucemias agudas. La investigación actual seguramente derive en el conocimiento de nuevas rutas patogénicas y dianas terapéuticas. Asistiremos al desarrollo de la terapia génica, la inmunoterapia, nuevas formas de trasplante, etcétera.
En las últimas décadas, los avances producidos en el tratamiento farmacológico de la leucemia aguda son modestos, aunque destaca la mejora del tratamiento de soporte del paciente y la introducción del trasplante de médula ósea
¿Se puede curar totalmente la leucemia, quiero decir sin que el paciente vuelva a tener recaídas?
Se describe para la leucemia aguda del adulto una tasa de curación de alrededor del 30-40%, lo que quiere decir que sí que existen pacientes que se curan. La investigación y el acceso a los ensayos clínicos resultan cruciales para incrementar este porcentaje de pacientes curados.
Además de seguir el tratamiento médico, ¿qué cambios en el estilo de vida debe realizar el paciente para mejorar el pronóstico de la enfermedad?
En mi opinión es importante que el paciente realice una vida saludable, activa y responsable. Resulta especialmente beneficioso para el pronóstico y los resultados de los tratamientos que el paciente lleve una alimentación sana, descanse adecuadamente, y mantenga una actividad física y mental acorde con su edad y su estado físico en cada momento.