Los malos hábitos incrementan el dolor lumbar en niños y adolescentes
15/11/2011
El dolor lumbar es una afección que, como advierte el doctor Cayetano Alegre, del Servicio de Reumatología del Instituto Universitario Dexeus, está aumentando su incidencia en los niños y adolescentes españoles, a causa sobre todo de los malos hábitos que influyen decisivamente en la aparición de la lumbalgia, como la obesidad infantil que, en España, alcanza una tasa del 20%.
Llevar cargas excesivas, como les ocurre a menudo a los escolares, que acarrean carteras y mochilas sobrecargadas, el sedentarismo, la práctica de deportes de forma inadecuada y sin supervisión, y los altos tacones que usan algunas adolescentes, son otros de los factores que más influyen para que los más jóvenes desarrollen dolor de espalda que, además, se puede prolongar hasta la edad adulta.
La obesidad, llevar cargas excesivas, el sedentarismo, la práctica de deportes de forma inadecuada, y usar tacones altos, entre los factores que más influyen para que niños y adolescentes desarrollen dolor de espalda
Los especialistas estiman que alrededor del 90% de la población padecerá al menos una lumbalgia en el trascurso de su vida, un problema que se sitúa a la cabeza de las causas de incapacidad laboral, y que reaparecerá si no se corrigen los problemas que han desencadenado el episodio de dolor.
El doctor Alegre señala que hay que distinguir entre lumbalgia aguda y lumbalgia crónica. En el primer caso, el desencadenante es una contractura muscular en la zona lumbar originada generalmente por un sobreesfuerzo, una bajada de defensas, debilidad, ansiedad… Sin embargo, la lumbalgia crónica se asocia a una alteración –congénita o adquirida- de la columna vertebral que genera una sobrecarga funcional en la espalda que puede producir dolor.
Dolor lumbar, lo mejor es prevenir
Los expertos están de acuerdo en que lo mejor es tomar precauciones para evitar la aparición de la lumbalgia, por eso, desde la Sociedad Española de Reumatología inciden en la importancia de que la población adopte algunas medidas higiénico-posturales básicas, como doblar las rodillas para agacharse, y aprender a coger peso, caminar y sentarse de forma adecuada. También recomiendan dormir de lado y con almohada, pero que esta no sea excesivamente alta.
Practicar ejercicio moderado de forma regular es también una buena forma de prevenir la lumbalgia, sobre todo si está dirigido a potenciar la musculatura de la columna, para que sirva de apoyo a la estructura ósea. Los ejercicios especialmente indicados por los expertos son natación, Pilates, y realizar estiramientos musculares suaves y progresivos.
Cuando se trata de una lumbalgia aguda, que se presenta tras un esfuerzo, no suele requerir consulta médica, ya que el dolor desaparece generalmente en un par de días con la ayuda de analgésicos o relajantes musculares, permaneciendo en reposo y aplicando calor en la zona dolorida. En determinados casos, sin embargo, es preciso acudir al médico. Es necesario consultar si el dolor es intenso durante más de dos o tres días, o la lumbalgia se prolonga más de diez días, si las molestias persisten aunque el paciente se encuentre en reposo o, incluso, interfieren con su descanso, o si el dolor viene acompañado de otros síntomas como fiebre, anorexia, pérdida de peso, depresión… También cuando el dolor aparece después de un crujido brusco, o si se irradia hacia la pierna o el paciente tiene sensación de hormigueo.
El doctor Alegre advierte que siguen existiendo una serie de ideas falsas acerca de los motivos por los que se produce el dolor de espalda y señala, por ejemplo, que en la mayoría de los casos la hernia discal no provoca síntomas, y que los pacientes con osteoporosis no sienten dolor, salvo que sufran una fractura vertebral como consecuencia de esta patología degenerativa. El experto afirma que la historia clínica del paciente y la exploración física son los medios más fiables para diagnosticar el problema que ha generado la lumbalgia, aunque en la actualidad se dispone de pruebas de imagen como la radiografía, la resonancia magnética, el escáner, la gammagrafía y la electromiografía, que se emplean en caso de duda. Además, los medicamentos para tratar el dolor han mejorado mucho, resultan muy efectivos, y presentan menos efectos secundarios indeseados.
Fuente: Sociedad Española de Reumatología (SER)
Actualizado: 1 de agosto de 2017