Dra. Pilar López Criado
22 de julio de 2015
La incidencia de melanoma –el cáncer de piel más agresivo– continúa aumentando; de hecho, en España se ha incrementado un 38% desde el año 2011, y a nivel mundial se estima que se detectan alrededor de 200.000 nuevos casos anuales. El principal factor de riesgo para desarrollar esta patología es la exposición al sol, sin embargo, como afirma la Dra. Pilar López Criado, oncóloga médico en el MD Anderson Cancer Center de Madrid, todavía “nos vemos guapos morenos” y resulta difícil transmitir a los jóvenes la percepción de enfermedad porque el melanoma suele manifestarse 20 o 30 años después del exceso de exposición solar. Esta experta insiste en la necesidad de usar protectores físicos y químicos para realizar actividades al aire libre y evitar permanecer bajo el sol en las horas centrales del día, para prevenir tanto el cáncer como el fotoenvejecimiento ya que, “una piel bien cuidada, bien hidratada, bien protegida, está más bonita y va a estar más bonita toda la vida”.
¿Qué diferencia hay entre un melanoma y otros tipos de cáncer de piel menos agresivos?
El origen es diferente; el melanoma afecta a una célula que es el melanocito, y aunque también esté en la piel es un tipo de célula distinto, con una capacidad de diseminación mucho mayor que otras células de la piel. Esta célula se va muy fácilmente a los ganglios o a la vía sanguínea y se disemina con rapidez, mientras que el resto de las células de la piel tienen mucha tendencia a permanecer en la misma zona.
¿Hay alguna zona del cuerpo donde sea más frecuente que aparezca un melanoma, y que por tanto debamos vigilar más?
En general las zonas más fotoexpuestas, o las sometidas a exposición solar habitual sin protección durante muchos años; es decir, en varones típicamente la calva –en general los señores tienen menos pelo– y el torso, porque muchas veces no van bien protegidos, o no llevan camisa, o desempeñan trabajos al aire libre. Y las señoras tenemos tendencia a presentar lesiones melánicas o melanomas en las extremidades, sobre todo en las piernas, porque solemos llevar falda o pantalón corto o sandalias, y no tenemos cuidado. Aunque, dicho esto, cualquier zona de la piel puede dar lugar a melanoma. Y también las señoras podemos tener estas lesiones en el cuero cabelludo –porque el pelo no protege frente a la radiación solar y las exposiciones constantes facilitan la mutación del melanocito–, y muchas veces es el peluquero el que descubre una lesión de este tipo. Por eso es tan necesario ir al dermatólogo, que será el que determine si se trata de un lunar normal o una lesión fea. A veces los lunares se hacen muy grandes y no les damos importancia.
El melanoma también puede aparecer en el cuero cabelludo porque el pelo no protege frente a la radiación solar y las exposiciones constantes facilitan la mutación del melanocito
¿Qué aspecto tiene un melanoma, qué nos debería hacer sospechar?
Hay una definición clásica que es el ABC del melanoma: en primer lugar el aspecto, que un lunar que tienes de toda la vida cambie su aspecto; el borde, que también te llama la atención porque es diferente, cambia de color, y hay matices distintos en los colores; y un mayor diámetro. Observar algo así debe hacer que uno vaya al dermatólogo, porque aunque hay recomendaciones, que incluso uno puede encontrar en Internet, sobre cómo se explora la piel, lo cierto es que la autoexploración de la piel es complejísima. Mientras por ejemplo en la mama es más fácil por ser un territorio pequeño, la piel va desde el cuero cabelludo hasta la punta del pie, incluyendo áreas como los genitales y la espalda, por lo que la autoexploración resulta muy difícil. Por eso en caso de duda es mejor ir a un dermatólogo, porque hay muy buenos profesionales y no es una exploración dolorosa. Las personas con muchos lunares, o pelirrojas o muy rubitas, o que hayan sufrido quemaduras en la infancia, es mejor que acudan a un especialista para mayor tranquilidad.
Y la periodicidad de las revisiones depende de cada caso, y la indicará el dermatólogo cuando vea la piel del paciente. Si hay antecedentes familiares de melanoma o cáncer de piel no melanoma, o ha habido una situación personal que implique mayor riesgo: radiaciones, terapias, estados de inmunodepresión, alguna otra enfermedad…, el especialista aconsejará acudir cada seis meses, por ejemplo. Lo que no debemos hacer nunca es faltar, porque suele ocurrir que en algún momento de la vida sí nos preocupemos por ir, pero después vayamos espaciando las visitas.
En vacaciones solemos pasar muchas horas en la playa o al aire libre y las cremas de protección solar no protegen contra todas las radiaciones solares, ¿la ropa y las sombrillas de playa protegen totalmente?
No hay una protección cien por cien con nada, pero es verdad que se pueden disminuir muchísimo los riesgos, hasta el 95%, con una buena protección solar, que incluye protección física y química, es decir, cremas solares adecuadas al tipo de piel y siempre mantenidas, si necesitamos el 30 no debemos bajar al 15, y lo mínimo es 30, porque la radiación ultravioleta está siendo altísima. Hay que tener conciencia de que la radiación ultravioleta no la ves y ocurre igual en días nublados que en días soleados, por lo que en ambos casos hay que proteger la piel. Segundo, en zonas de alta montaña hay más radiación ultravioleta que en zonas más bajas, y a las horas centrales del día y en estaciones como el verano la incidencia es más directa. Y luego la arena, la nieve, o sea, los cristales de la arena y del agua, también reflejan ultravioleta. La sombrilla ayuda, indudablemente, y el sombrero y las gafas de sol también, pero hay personas a las que sus médicos les van a indicar que usen ropa, y ropas adecuadas con tratamientos específicos, porque antes se pensaba que cualquier ropa valía pero si el tejido está muy gastado te puedes quemar igual.
A las tres de la tarde no hay protección y no debemos estar al sol. Mejor nos vamos al chiringuito, o nos vamos a comer y a echar la siesta, y luego a las seis volvemos a la playa
A las tres de la tarde –y aunque quizá pueda parecer exagerada– no hay protección, y no debemos estar al sol. Mejor nos vamos al chiringuito, o nos vamos a comer a casa y a echar la siesta, y luego a las seis volvemos a la playa, que el agua a esa hora está fantástica. Así que si me preguntan si debemos ir a la playa y a la montaña, la respuesta es sí, es magnífico hacer cosas al aire libre, pero protegidos y en las horas adecuadas. Esto cuesta un montón transmitirlo; son cambios de hábitos complicados.
Aumenta la incidencia de melanoma, pero mejora el pronóstico
¿Por qué cree que la incidencia del melanoma continúa aumentando un 10% cada año, a pesar de que hay más información sobre los peligros del sol y se usan cremas solares con un índice de protección mayor?
Los cambios de hábitos no son fáciles, y aunque es cierto que estamos llevando a cabo campañas de información muy intensas en los últimos años y que las personas cada vez se conciencian más, esto no se refleja en hábitos sanos. Por desgracia, en la playa sigues viendo a la gente a las tres de la tarde al sol, por tanto, sigue siendo necesaria mucha labor de formación, y ser conscientes de que los hábitos no cambian de un día para otro, y que esto llevará tiempo. Además, estamos hablando de exposiciones asociadas a lo que se llama memoria de la piel, y las exposiciones durante 20 o 30 años pasan factura mucho después. Nuestros niños están más protegidos porque les ponemos crema solar, pero a mí mis padres no me la ponían porque nadie les dijo que tuvieran que hacerlo, y ahora la enfermedad está afectando sobre todo a personas que se expusieron mucho al sol hace 20 años o más, por eso prevemos que va a seguir el aumento de diagnósticos todavía unos años más.
Es verdad que hay que tranquilizar porque lo que está aumentando mucho es el diagnóstico precoz, y afortunadamente la mortalidad no está aumentando tanto, aunque eso no quiere decir que nos debamos confiar.
Si se ha demostrado que las cabinas de bronceado son cancerígenas, ¿cómo es que no se prohíbe directamente su comercialización?
No hay una explicación lógica. Pero uno de los principales problemas es que se siguen utilizando porque no hay percepción de enfermedad; y es que a los 18 o 20 años, salvo que haya habido un diagnóstico de cáncer en tu familia, no eres capaz de percibir el riesgo que supone el uso de estas cabinas o una exposición prolongada al sol, y todavía nos vemos guapos morenos. Una señora de 70 años que se ha quemado durante muchos años tiene una piel fea, ya no digo un melanoma, sino envejecida, acartonada…, pero eso con 20 o 25 años todavía no te ha ocurrido, y no eres consciente de que el exceso de exposición solar es malo y no es necesario. Una piel bien cuidada, bien hidratada, bien protegida, está más bonita y va a estar más bonita toda la vida. Pero eso no se transmite, y los jóvenes de 18 años prefieren estar morenos, y ponerse morenos con rapidez. Por eso habrá que seguir incidiendo en esto, y somos los padres los que tenemos que insistir, ya no tanto por el melanoma, porque como digo la percepción de riesgo en edades tempranas de la vida no existe y se considera una monserga de los mayores, sino por cuestiones estéticas. De hecho, en las campañas de tabaquismo se accede más a la gente joven a través de factores estéticos que por razones de salud, y la piel quemada es una piel que sufre más y que se deteriora, y en la que pueden salir manchas que afean muchísimo. Y por ahí quizá consigamos más, porque desde luego advirtiendo sobre los peligros de desarrollar un melanoma y que se trata de una enfermedad potencialmente mortal, parece difícil.
A los 18 o 20 años, salvo que haya habido un diagnóstico de cáncer en tu familia, no eres capaz de percibir el riesgo que supone una exposición prolongada al sol, y todavía nos vemos guapos morenos
El diagnóstico precoz permite curar hasta el 95% de los casos de melanoma, ¿no existe entonces riesgo de recidiva una vez curada la lesión?
Podemos eliminar el melanoma, pero para hablar de curación hay que confirmar que el tumor no reaparezca a lo largo de la vida, porque incluso aunque tengan muy bajo riesgo, generalmente en un melanoma no hay riesgo cero, e incluso lesiones muy pequeñas lo tienen. Es verdad que cuanto más precoz es el diagnóstico más disminuye la posibilidad de recidiva y las probabilidades de curación son altísimas, pero el mismo melanoma se puede reproducir en la misma zona o en otra. La lesión se elimina, pero para hablar de curación en un tumor maligno tiene que pasar el tiempo y comprobar que no reaparece. Se comporta igual que cualquier otro cáncer, y también en el caso del cáncer de mama, de pulmón, o de colon, hay que asegurarse de que no vuelve a aparecer a lo largo de los años. Por eso las personas a las que se les ha diagnosticado un melanoma tienen una revisión continua por parte de dermatólogos y oncólogos, y siguen una serie de recomendaciones específicas, como utilizar siempre un factor de protección 50.
El diagnóstico precoz del melanoma ha mejorado mucho gracias a las dermatoscopias digitales, que facilitan la definición de estas lesiones
¿Qué avances se han producido en el diagnóstico y tratamiento del melanoma?
El diagnóstico ha mejorado mucho, sobre todo el diagnóstico precoz, gracias a las exploraciones con dermatoscopias digitales que facilitan la definición de estas lesiones, porque antes nos basábamos únicamente en la experiencia del dermatólogo y en el ojo. Pero en lo que se ha producido un auténtico boom en los últimos años es en el tratamiento de la enfermedad metastásica, de la enfermedad avanzada. Sigue siendo incurable, pero hemos pasado de no tener apenas armas frente al tumor, a tener una alta disponibilidad de fármacos. Aunque los hay que todavía se encuentra en fase de investigación muchas veces están disponibles en uso comercial. Ahora ya diferenciamos distintos tipos de melanoma, y algunos pueden tratarse de forma oral y otros no. Empieza a haber unos fármacos que modulan el sistema inmune, o que mejoran la respuesta del sistema inmune frente al tumor, y que están consiguiendo resultados muy importantes. El melanoma es como la avanzadilla en muchas otras patologías, en cuanto a la modificación o activación del sistema inmune frente al cáncer, y la verdad es que estamos ilusionados, y aunque todavía queda mucho por hacer, se han conseguido grandes avances en los últimos cinco años.