Síntomas de la melioidosis
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
En las zonas endémicas de melioidosis hasta dos tercios de las personas tienen datos de haber estado en contacto con la bacteria a los cuatro años. Sin embargo, pocas personas sufren la enfermedad, por lo que en realidad se asume que la mayoría de las infecciones son asintomáticas o con escasos síntomas. Si acaso, se puede producir inicialmente una enfermedad similar a la gripe, que se resuelve espontáneamente, o bien la bacteria se queda latente en el organismo.
Si se produce la enfermedad sintomática, ésta puede aparecer de forma más o menos inmediata tras la infección (infección aguda). En ocasiones la bacteria se queda latente (como dormida) en el organismo y produce una infección más tarde al reactivarse. Por otro lado, si los síntomas duran más de dos meses se trata de una melioidosis crónica. Cuando la bacteria produce enfermedad sintomática, la forma más grave de afectación es la septicemia melioidósica. Éste es un cuadro muy grave en el que se puede afectar cualquier órgano del cuerpo, incluyendo los pulmones, el hígado, el bazo, la próstata y las glándulas parótidas. Esta forma de melioidosis tiene una mortalidad global del 20% (y hasta del 50% en caso de shock séptico, y del 75% en bebés recién nacidos).
La forma más frecuente de melioidosis en adultos es la neumonía. Los síntomas de la neumonía son fiebre alta, tos con expectoración, escalofríos, tiritona, y distrés respiratorio, con o sin un cuadro grave de shock, según si la bacteria pasa a la sangre o no. En otras ocasiones los síntomas de la melioidosis pueden ser más larvados o crónicos, con tos con esputos purulentos, o con sangre y sudores nocturnos; en estos casos se puede confundir con tuberculosis.
Otros síntomas o formas de presentación de la melioidosis son:
Creado: 9 de mayo de 2016