Tratamiento de la osteomielitis
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
La osteomielitis aguda requiere de tratamiento antibiótico que debe ser iniciado sin demora, aunque idealmente se debería obtener una muestra de material infeccioso previamente. De forma inicial se utilizan antibióticos de forma empírica, es decir, dirigidos a los posibles gérmenes causantes de la osteomielitis según las características de la infección y del paciente. Se debería comenzar el tratamiento en las primeras 72 horas desde el inicio del cuadro, pues en ese período el hueso aún conserva una adecuada irrigación sanguínea y el antibiótico llega mejor al foco infeccioso.
Para elo, inicialmente se utilizan antibióticos intravenosos a dosis altas en combinación. Se suele utilizar una combinación de cloxacilina o vancomicina con una cefalosporina, aunque si la causa es una mordedura, una fractura abierta, o una intervención quirúrgica, se suele recurrir también a otros como los carbapenem, la clindamicina o la piperacilina-tazobactam. Una vez que se disponga del resultado del cultivo, se modifica el tratamiento antibiótico para dirigirlo a ese microorganismo en concreto. Tras la segunda semana, y si la evolución es favorable, se puede pasar a antibióticos por vía oral si es posible.
La duración del tratamiento de la osteomielitis aguda varía entre uno y dos meses (en el caso de la osteomielitis aguda vertebral). Además, suele ser necesario el reposo de la extremidad afectada o una ortesis de columna en el caso de la afectación vertebral.
Cuando mejoran los síntomas se puede reanudar una actividad progresiva. Se debe realizar un seguimiento analítico y clínico durante el tratamiento, y con pruebas de imagen (TC o RM) al finalizarlo y unos 3-6 meses después, teniendo en cuenta que la resolución radiológica completa siempre va por detrás de la verdadera curación.
Tratamiento de la osteomielitis crónica
En la osteomielitis crónica, además del uso de antibióticos de forma prolongada, en muchas ocasiones se requiere cirugía, limpiando la zona afectada del material infeccioso, desbridando los tejidos muertos para facilitar la llegada del antibiótico, y rellenando los defectos óseos. También se puede aplicar un tratamiento antibiótico local en el hueso afectado. Si no funcionan el tratamiento antibiótico ni el quirúrgico, se puede ensayar la oxigenoterapia hiperbárica.
En ocasiones es muy difícil conseguir la curación completa de la osteomielitis crónica, y puede ser necesario tomar antibióticos de forma prolongada. En alguna ocasión se puede tener que llegar a amputar alguna parte si se asocia por ejemplo a una falta de riego de la extremidad (como en el pie diabético). A veces se opta por una actitud conservadora, vigilando la evolución de la infección, con períodos sin tratamiento activo.
El éxito del tratamiento depende no sólo de los antibióticos y de la posible cirugía, sino también de la posibilidad de mejora de la enfermedad subyacente: se deben corregir los déficits nutricionales de los pacientes desnutridos, mejorar el riego sanguíneo en los pacientes con isquemia si es posible, o mejorar el control de la diabetes. El fracaso del tratamiento puede conllevar la recidiva de la infección. En casos extremos se pueden producir fístulas en la zona, o una amiloidosis secundaria, aunque esto es poco frecuente.
Las medidas de prevención más importantes frente a la osteomielitis son el control de las enfermedades crónicas que puedan facilitar su aparición y evitar la infección asociada a la cirugía osteoarticular.
Creado: 15 de septiembre de 2015