Tratamiento de la pericarditis
Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias
Actualizado: 28 de junio de 2022
El tratamiento de la pericarditis aguda deberá ser etiológico siempre que sea posible, es decir, si se conoce, se debe tratar la causa que produce la pericarditis (por ejemplo, en el caso de las pericarditis bacterianas se pueden utilizar antibióticos). Dado que la mayoría de éstas son idiopáticas (de causa desconocida), el tratamiento de la causa no siempre se puede realizar.
Por tanto, en la mayoría de las ocasiones el tratamiento de la pericarditis aguda suele ser un tratamiento sintomático para aliviar los síntomas del enfermo: reposo en cama y aspirina (ácido acetilsalicílico) u otros antiinflamatorios (ibuprofeno, indometacina) solos o en combinación. Estos medicamentos disminuyen el dolor y reducen la inflamación del pericardio.
No es aconsejable la administración de corticoides, ya que aunque al principio producen un rápido control de los síntomas de la pericarditis aguda, al reducir la dosis se produce un efecto rebote que aumenta la probabilidad de que aparezcan nuevamente. Sin embargo, en casos rebeldes al tratamiento sí se pueden administrar esteroides. Tampoco se deben utilizar fármacos anticoagulantes, ya que aumentan el riesgo de hemorragia con el peligro que ello conlleva.
Para la prevención de recidivas se puede utilizar un medicamento llamado colchicina, y en caso de que éstas sean frecuentes y de difícil manejo se puede recurrir a la cirugía realizando un procedimiento denominado pericardiectomía (aunque no está indicada y apenas se realiza). La pericardiectomía consiste en la extirpación quirúrgica de parte del pericardio.
Para eliminar el exceso de líquido acumulado en el saco pericárdico se pueden utilizar diuréticos (fármacos que favorecen la eliminación de orina). Por último, para tratar complicaciones como el derrame pericárdico se puede realizar un drenaje del líquido pericárdico mediante una técnica llamada pericardiocentesis.
Prevención de la pericarditis
Es muy difícil llevar a cabo medidas preventivas que consigan evitar el desarrollo de pericarditis, ya que la mayoría de ellas son de causa desconocida o viral y por tanto no se pueden prevenir.
La única medida preventiva posible sería evitar aquellos agentes causales conocidos. Por ejemplo, en el caso de la pericarditis bacteriana se puede disminuir su incidencia llevando a cabo medidas preventivas que disminuyan el contagio de unas personas a otras (por ejemplo, aislamiento respiratorio para evitar el contagio por el bacilo tuberculoso), aunque esto resulta muy complicado.
Creado: 17 de enero de 2014