Peritonitis
La peritonitis o inflamación del peritoneo es un proceso agudo que provoca un intenso dolor abdominal, entre otros síntomas. El tratamiento depende de sus causas, pero suele requerir el uso de cirugía y antibióticos.

Peritonitis bacteriana secundaria

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

La peritonitis bacteriana secundaria se produce debido a la contaminación de la cavidad peritoneal por gérmenes que proceden del tracto gastrointestinal, la vía biliar, el páncreas, o el aparato genitourinario, o por la perforación espontánea o traumática de estas vísceras. Otras veces se debe a la rotura de abscesos (colecciones de pus) intraabdominales o a la contaminación externa a través de heridas o traumatismos.

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La peritonitis producida por la perforación del tubo digestivo es, en la mayoría de los casos, una infección producida por gérmenes de muchos tipos, entre los que se encuentran microorganismos gramnegativos aerobios (es decir, necesitan oxígeno para poder vivir y realizar su metabolismo) como Escherichia coli, o anaerobios (no requieren oxígeno) como Bacteroides fragilis. Otros gérmenes que pueden producir peritonitis, especialmente en pacientes ingresados en el hospital, son Pseudomonas, Enterococcus, Staphylococcus y hongos. Las peritonitis químicas son aquellas que se producen por sustancias como los jugos gástricos, la bilis, la sangre o la orina, aunque en la mayoría de las ocasiones se acaban sobre infectando por gérmenes de diferente clase.

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Peritonitis bacteriana secundaria

La gravedad de la peritonitis va a depender de muchos factores, entre los que encontramos la edad del paciente, su estado general previo, la localización de la peritonitis, su extensión, el lugar donde sucede la infección (fuera o dentro del hospital), o el tiempo que pasa hasta que se inicia el tratamiento, que es uno de los factores más determinantes. La mayoría de las veces el tratamiento es quirúrgico, es decir, es necesario operar al paciente de urgencia.

Los síntomas de peritonitis bacteriana secundaria más comunes son:

  • Dolor abdominal: es el síntoma más frecuente. Suele ser intenso y de aparición brusca, aunque en ocasiones puede ser de poca intensidad o incluso estar ausente. Suele empeorar con los movimientos y con la respiración.
  • Distensión o hinchazón abdominal. Disminución de los ruidos intestinales.
  • Náuseas y vómitos.
  • Falta de apetito.
  • Fiebre (temperatura corporal mayor de 38ºC).
  • Taquicardia (frecuencia cardíaca mayor de 100 latidos por minuto) y tensión arterial baja.

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En la analítica de sangre el paciente suele presentar leucocitosis (aumento del número de glóbulos blancos) y acidosis metabólica (disminución del pH del organismo). En la radiografía de abdomen suele existir dilatación de las asas intestinales y, si se produce perforación de vísceras huecas, como el estómago o el intestino, puede observarse neumoperitoneo (presencia de aire en la cavidad peritoneal, procedente del interior de la víscera perforada). Pueden realizarse, si se considera oportuno, pruebas de imagen más precisas como la tomografía computarizada de abdomen, con la que se obtienen imágenes definidas, y en la mayoría de los casos permite realizar un diagnóstico definitivo.

El tratamiento de la peritonitis bacteriana secundaria consiste en la intervención quirúrgica, que tiene como objetivos fundamentales controlar la causa de la infección y drenar la cavidad abdominal para extraer el líquido infectado. Es importante administrar sueros al paciente, analgésicos para el dolor, y corregir las alteraciones analíticas encontradas, como las alteraciones de los iones (sodio, potasio, etcétera) o del pH. Es fundamental administrar lo antes posible antibióticos para controlar la infección que se produce. Se pueden utilizar antibióticos de diferentes tipos, en función de cada situación.

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La mortalidad por perforación del colon se sitúa entre el 20-40%, mientras que la producida por la perforación de una úlcera es inferior al 10%.

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