Poliomielitis
La poliomielitis, una enfermedad infecciosa que puede causar discapacidad, suele ser asintomática, lo que favorece su propagación y hace de las campañas de vacunación el único método de control efectivo.

Síntomas de la poliomielitis

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 23 de octubre de 2023

Los síntomas de la polio pueden variar desde síntomas leves o incluso asintomáticos hasta síntomas graves, pero la mayoría de las personas infectadas con el virus no desarrollan síntomas notables. La enfermedad de la polio puede aparecer de cuatro formas diferentes, que se caracterizan por los siguientes síntomas:

  • Polio subclínica o abortada: entre 7 y 14 días después de haber entrado en contacto con el poliovirus, el niño infectado puede sufrir un cuadro clínico inespecífico más o menos intenso que dura de tres días a una semana. El 5% de las personas infectadas presenta síntomas menores tales como malestar general, cansancio, fiebre y dolor de garganta o de cabeza, como cualquier otro cuadro vírico (gripe, citomegalovirus, etcétera). También pueden aparecer náuseas, vómitos o diarrea, que recuerdan a una gastroenteritis. De 1 a 2% de las personas infectadas desarrollan un dolor muscular severo y rigidez en el cuello y la espalda.
  • Polio asintomática: en muchos casos la infección por el virus de la polio no provoca síntomas en los niños que se han infectado. Esto significa que la persona no experimenta ningún malestar, fiebre, debilidad muscular, dolor muscular o cualquier otro síntoma típico de la poliomielitis. O puede ser que los provoque pero sean tan leves que la persona que los sienta no les dé ninguna importancia y no acuda al médico. El 90% de los infectados por poliovirus estarían en esta situación o tendrían una polio subclínica. 

    La polio asintomática es una forma relativamente rara de la enfermedad, y no es fácilmente detectable sin pruebas específicas. Las personas asintomáticas pueden ser portadoras del virus durante un período de tiempo y, en algunos casos, el virus puede ser eliminado del organismo sin causar síntomas notables.

    Pero a pesar de la falta de síntomas, las personas asintomáticas pueden seguir siendo portadoras del virus y, en algunos casos, pueden transmitirlo a otras personas, lo que supone un ejemplo de por qué la erradicación de la poliomielitis a través de la vacunación es importante, ya que incluso las personas que no muestran síntomas pueden portar y transmitir el virus.

  • Polio no paralítica o preparalítica: en el 5% de los niños infectados por poliovirus la infección avanza hasta el sistema central. Todos presentan días antes un cuadro de polio subclínica. La afectación del sistema nervioso se manifiesta en dos períodos: un primer momento donde hay picos febriles de hasta 39ºC y dolor de cabeza intenso; un segundo momento en el que aparece rigidez de nuca notable y afectación del sistema nervioso autónomo (taquicardia, sudor frío, diarreas, etcétera). 
  • Polio paralítica: desgraciadamente en un niño de cada 200 infectados el virus de la polio infecta el sistema nervioso central y lo daña de forma permanente. Este daño se localiza concretamente en las neuronas motoras responsables de inervar los músculos de nuestro esqueleto. Las neuronas que se afectan con más frecuencia son aquellas responsables del movimiento de las piernas. Cuando se dañan estas neuronas, el músculo se atrofia y queda inservible. Con el tiempo la pierna del niño se deforma, deja de crecer, y caminar se vuelve muy difícil. En casos graves, la parálisis puede afectar los músculos respiratorios y causar dificultades para respirar, del 5% al 10% de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios.

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