Tratamiento y prevención de la prediabetes
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El objetivo del tratamiento de la prediabetes es revertirla y evitar que llegue a progresar a diabetes mellitus. Para ello, las personas con prediabetes o en riesgo de padecerla deben conseguir reducir inicialmente al menos un 5-10% de su peso corporal, aunque según el grado de obesidad puede ser necesario perder más kilos. Esto se consigue con la dieta y el aumento de la actividad física, que son beneficiosos incluso aunque no se consiga una gran pérdida de peso. Por otro lado, como objetivo adicional, abandonar el tabaco en caso de ser fumador sería prioritario.
El inicio de una actividad física constante y mantenida en el tiempo es fundamental. Lo ideal sería que se realizara una actividad diaria de una hora (caminar, correr, nadar, bicicleta…), pero lo mínimo serían ejercitarse 30 minutos al día un mínimo de 5 días a la semana. El ejercicio aeróbico se puede complementar con ejercicios de desarrollo muscular (idealmente con peso del propio cuerpo, como flexiones, abdominales, saltos, dominadas), para aumentar la masa muscular; el aumento de la masa muscular tiene efectos beneficiosos en personas de cualquier edad y condición. Con todo ello, se persigue bajar la glucemia basal a 100 mg/dl de forma mantenida.
Para la pérdida de peso es prioritaria la dieta. Cuando se tiene prediabetes no debería pensarse en la dieta como un cambio puntual para luego volver al estilo de vida previo, sino como una transformación de actitud a largo plazo. Muchas personas comen de forma inadecuada por problemas de ansiedad o depresión, por falta de tiempo o por falta de conocimientos sobre una alimentación adecuada. En nuestro medio, la dieta mediterránea española clásica es un buen exponente de dieta saludable siempre y cuando no se restrinjan las grasas saludables.
Lo más importante es reducir incluso a cero el consumo de azúcares añadidos, incluyendo sobre todo los refrescos y otras bebidas azucaradas (también los zumos aunque sean 100% de fruta), además de la bollería, los dulces y otros alimentos de este tipo. Se debería además restringir el consumo de alcohol. La Organización Mundial de la Salud ya admite que lo ideal es que los azúcares añadidos no supongan más del 5% de la ingesta calórica del día. Un vaso de zumo de naranja 100% ya contendría los 25 gramos de la dieta de un adulto normal. En realidad, no es necesario consumir ninguna cantidad de azúcar.
Los hidratos de carbono se recomienda que provengan de las verduras, la fruta con moderación, las legumbres, y los alimento con hidratos de carbono complejos como patata, pseudocereales y otros cereales, preferentemente integrales (con moderación).
Por lo tanto, la base de la alimentación deberían ser las verduras en todas las comidas, fruta con moderación (1-3 piezas al día), junto a pescado varias veces en semana, huevos –puesto que además ya se ha demostrado que no son perjudiciales y no aumentan el colesterol–, carnes de calidad (preferentemente no procesadas). Las dietas bajas en grasas o los alimentos light no han demostrado ser más beneficiosas desde el punto de vista de la salud cardiovascular que las dietas que no son bajas en grasas. Sí se recomienda evitar las grasas malas o trans, que son aquellas procesadas de los productos manufacturados (precocinados, bollería, galletas industriales), consumiendo las grasas que son buenas, como el aceite de oliva, los frutos secos, las aceitunas, o los pescados azules.
Hábitos saludables en lugar de fármacos antidiabéticos
No hay en el momento actual ningún fármaco antidiabético que tenga en su ficha técnica la prediabetes como indicación debido a sus costes, sus efectos secundarios y que los beneficios no son persistentes, salvo en EEUU. Ahí se utiliza un antidiabético oral, la metformina, en algunos pacientes, aunque nunca debería ser una estrategia única para el tratamiento de la prediabetes, sino complementaria al cambio del estilo de vida y la pérdida de peso.
Se puede prevenir la prediabetes con un estilo de vida saludable: haciendo ejercicio frecuente, evitando el sedentarismo; comiendo sano, con mucha verdura, pescado, carne y huevos con moderación, frutos secos y aceite de oliva; y teniendo además un descanso adecuado con un patrón de sueño de 7-8 horas de descanso nocturno.
Creado: 6 de noviembre de 2015