Diagnóstico del priapismo
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El diagnóstico del priapismo en sí es bastante evidente: el pene aparece erecto, muy rígido en el caso del priapismo isquémico, y no se relaja a pesar de la ausencia de actividad o excitación sexual. El hombre con priapismo puede estar muy inquieto por el dolor. La diferencia con una erección normal es que en el priapismo el glande y el cuerpo esponjoso puede permanecer fláccido.
Es muy importante determinar si el priapismo es isquémico o no isquémico. Si hay dudas sobre si se trata de un tipo o de otro, se puede realizar una gasometría de la sangre cavernosa. Si la erección ha durado más de cuatro horas, se saca sangre de uno de los cuerpos cavernosos con una aguja muy fina para minimizar el traumatismo. Es suficiente con 3-5 ml de sangre, que luego se analizará en un gasómetro.
La sangre extraída en los casos de priapismo isquémico es de un color negro y tiene poca cantidad de oxígeno, mucho dióxido de carbono, y además será una sangre acidótica (con un pH bajo). En cambio, en el priapismo de tipo no isquémico la sangre tiene un color rojo, tendrá más oxígeno que dióxido de carbono, y el pH puede ser acidótico, pero en mucha menor cuantía.
Hay que realizar además un análisis de sangre. En las enfermedades hematológicas como la drepanocitosis, la talasemia, o la leucemia, suele haber alteraciones en el recuento de las cifras de las células sanguíneas, o alteraciones en la forma de los glóbulos rojos. También sería importante realizar pruebas de coagulación. Se puede hacer un panel toxicológico si se sospecha del uso de drogas que puedan haber producido el priapismo, aunque lo adecuado sería que el paciente confiara en su médico y le contara los fármacos o drogas que hubiera tomado para ayudar a solucionar el problema. Según la enfermedad que cause el priapismo puede ser necesario realizar otras pruebas como una TC del cuerpo o un electrocardiograma.
La ecografía Doppler se podría utilizar en lugar del análisis de la sangre de los cuerpos cavernosos. En el priapismo isquémico se vería un flujo de sangre mínimo o ausente en las arterias cavernosas. En cambio, en el priapismo no isquémico, el flujo de sangre sería normal o estaría aumentado. Además, con esta prueba se pueden detectar fístulas, pseudoaneurismas, u otras alteraciones anatómicas de la zona, que se podrían visualizar también en una angiografía selectiva del pene si fuera necesario.
Creado: 30 de septiembre de 2016