Rabia
La rabia es una enfermedad vírica que afecta tanto a animales como a los seres humanos. Se transmite cuando la saliva infectada por el virus penetra en el organismo a través de una herida o corte en la piel. Descubre cómo frenarla.

Tratamiento de la rabia y prevención de la rabia

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 5 de mayo de 2023

En cuanto tengamos constancia de haber sido mordidos por un animal sospechoso de estar infectado con el virus de la rabia, el caso debe ser comunicado a los pertinentes Servicios Sanitarios. Si es posible, lo ideal es intentar conservar el animal en cuestión para que pueda ser analizado por expertos.

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En primer lugar es esencial el tratamiento local de la herida producida por el animal infectado con rabia. Para ello se recomienda acudir a un centro de salud lo antes posible, donde un médico o enfermera limpiará la herida en profundidad con agua y jabón, y povidona yodada, durante al menos 15 minutos. Es importante que el agua arrastre la suciedad de la herida con la presión suficiente para que se pueda eliminar la mayor parte del virus. También es importante eliminar cuerpos extraños y nunca raspar la herida al limpiarla, ya que facilitaría el paso del virus hacia el interior del cuerpo.

El tratamiento de la rabia en sí consiste en su prevención mediante una vacuna postexposición, que se debe administrar de forma inmediata cuando hay riesgo de contraer la infección a través de heridas. La vacuna activa al sistema inmune para que identifique y elimine el virus de la rabia de nuestro cuerpo. La pauta de la vacuna es de cinco dosis repartidas en un mes; se debe comenzar el tratamiento en el mismo momento que se limpia la herida, pero la profilaxis también es efectiva si se comienza hasta 14 días después.

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Prevención de la rabia: inyección del tétanos

Si la herida es muy profunda y se ha sangrado bastante es recomendable añadir a la vacuna una inmunoglobulina, es decir, anticuerpos que atacan directamente al virus sin tener que esperar a que se active el sistema inmune. En este caso también hay que tener en cuenta que la herida puede estar infectada por tétanos y otras bacterias, que obliguen a administrar tratamiento antibiótico y profilaxis tetánica.

Cuando la rabia ya se ha instaurado, se trata directamente con inmunoglobulina y se mantiene al paciente en una unidad de cuidados intensivos donde esté controlado constantemente para evitar el coma. El éxito del tratamiento en esta fase es escaso, y por eso se debe evitar con una profilaxis adecuada.

Prevención de la rabia y vacuna antirrábica

Para evitar el contagio de la rabia y prevenir su propagación se recomiendan una serie de medidas, fundamentalmente la vacunación antirrábica de los perros domésticos:

  • Vacunar a todos los mamíferos que se tengan como mascota siguiendo las recomendaciones del veterinario.
  • No entrar en contacto con animales callejeros o salvajes de los que se desconozca cuál es su estado de salud.
  • Se puede recomendar la vacuna directamente a las personas que viajen a zonas de alto riesgo durante largo tiempo o trabajen en contacto con animales con riesgo.
  • Si compra animales en otros países infórmese de si pueden cruzar fronteras y si están correctamente vacunados.
  • Cuando entre en contacto con mamíferos sospechosos de rabia consulte al médico, incluso cuando no haya herida.
  • En España disponemos de dos vacunas antirrábicas (vacuna antirrábica Merieux y Rabipur), y ambas contienen virus inactivados o muertos, es decir, no pueden trasmitir la enfermedad al vacunado, tal y como informa el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

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