Dra. Natalia Jiménez Gómez

Dermatóloga en Hospital Universitario Ramón y Cajal y Hospital Quirón San José
La rosácea provoca el enrojecimiento de la piel de la cara y causa una gran inseguridad a los afectados. La Dra. Natalia Jiménez, dermatóloga, explica que un diagnóstico preciso es clave para controlar sus síntomas.
Dra. Natalia Jiménez Gómez
“Se estima que a nivel mundial 40 millones de personas tienen rosácea, pero a pesar de su elevada prevalencia es una patología infradiagnosticada y que en ocasiones no recibe un tratamiento correcto”

21 de enero de 2015

La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por el enrojecimiento facial, lo que provoca inseguridad y vergüenza a los afectados. De hecho, los resultados de una investigación internacional, la Face Values: Global Perceptiions Survey, basada en más de seis mil encuestas realizadas en diversos países europeos y en México, revelaban que las personas que sufren enrojecimiento facial asociado a la rosácea son percibidas por los demás como menos inteligentes, y se cree que su aspecto influye negativamente a la hora de iniciar una relación sentimental o conseguir un empleo. Por ello, y con el objetivo de fomentar el conocimiento de este trastorno, recientemente se ha puesto en marcha el Programa Global de concienciación sobre la Rosácea Act on Red (Planta cara al enrojecimiento). La doctora Natalia Jiménez Gómez, dermatóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal y el Hospital Quirón San José, y máster en dermatología estética por la Universidad de Alcalá, que participó en el acto de presentación de esta iniciativa, nos habla sobre esta enfermedad y la importancia de un diagnóstico correcto para el control de sus síntomas.

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¿Qué es la rosácea y cuáles son sus causas?

La rosácea, también conocida como “acné rosácea”, representa una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que cursa con lesiones faciales, las cuales en ocasiones son clínicamente heterogéneas.

La causa exacta de la rosácea se desconoce, aunque se han descrito diversos factores contribuyentes en su aparición. Se cree por tanto que su origen se debe a la combinación de los mismos. La predisposición genética influye en su aparición. De hecho, pueden observarse varios casos de rosácea dentro de una misma familia. El clima ejerce un papel determinante, siendo la exposición solar un factor perjudicial. Estos factores climatológicos pueden explicar en parte la alteración de las paredes de los vasos sanguíneos faciales que existen en la rosácea. La presencia además del ácaro Demodex folliculorum también puede contribuir a la aparición de esta patología.

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¿Se trata de una enfermedad frecuente en la actualidad?

Sí, se estima que a nivel mundial 40 millones de personas tienen rosácea. A pesar de su elevada prevalencia, es una patología infradiagnosticada y que en ocasiones no recibe un tratamiento correcto. El escaso porcentaje de casos diagnosticados tiene que ver en parte con la ausencia del reconocimiento en la sociedad de los hallazgos clínicos como parte de una enfermedad.

¿Qué síntomas la diferencian de otros trastornos cutáneos y cómo se diagnostica?

A diferencia del acné vulgar, que puede aparecer también en el escote y la espalda, la rosácea sólo aparece en la región facial. Síntomas como la sensación de ardor o tirantez cutánea son muy frecuentes y ocasionan un fuerte impacto en la calidad de vida. El enrojecimiento, rubor, o también llamado eritema facial, es una de las primeras manifestaciones de la rosácea. Suele afectar de manera difusa a toda la cara, aunque predomina en la zona de las mejillas. En casos más avanzados de rosácea podemos encontrar además la presencia de pápulas y pústulas, que se van a manifestar como lesiones cutáneas sobreelevadas, con algunas similitudes a las que encontramos en pacientes con acné vulgar. Por último, puede observarse la presencia de vasos sanguíneos visibles, de predominio en la zona nasal, que reciben el nombre de telangiectasias.

El enrojecimiento, rubor, o también llamado eritema facial, es una de las primeras manifestaciones de la rosácea, que suele afectar de manera difusa a toda la cara, aunque predomina en la zona de las mejillas

El diagnóstico se realiza en la mayor parte de los casos con la exploración física (en base a las lesiones cutáneas previamente descritas). En caso de observar un enrojecimiento facial aislado, es muy importante la realización de una historia clínica exhaustiva para descartar otras patologías diferentes a la rosácea como, por ejemplo, trastornos de origen hematológico u hormonal. De manera menos frecuente será necesaria una biopsia de piel para confirmar el diagnóstico. Es importante destacar que el diagnóstico correcto, realizado por un dermatólogo, es el primer paso para el control de las manifestaciones de esta enfermedad.

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¿A quién afecta la rosácea? ¿Hay personas más predispuestas a padecer este trastorno, o factores, como el tipo de alimentación o el clima, que contribuyan a su aparición?

La rosácea afecta con mayor frecuencia a mujeres (es entre 2 y 3 veces más frecuente en mujeres que en hombres), aunque los síntomas son más graves en los varones. El periodo en el que más se diagnostica esta enfermedad es entre los 30 y los 50 años, con un predominio en las personas que presentan una piel más clara.

Algunos factores climatológicos y alimentarios se asocian con los brotes de la enfermedad, por lo tanto su conocimiento y modificación van a ser fundamentales en el control de la rosácea.

Controlar los síntomas de la rosácea

¿Se puede prevenir la aparición de rosácea, o adoptar medidas que ayuden a reducir la intensidad o duración de los brotes?

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No existe como tal una prevención para la aparición de la rosácea, aunque sí existen múltiples factores que pueden precipitar o agravar el brote de la enfermedad. Es esencial evitar la exposición solar, las bebidas alcohólicas, o los alimentos picantes.

¿Cómo se trata la rosácea? ¿Es necesario personalizar los tratamientos en función de las características del paciente?

Aunque la rosácea no tiene cura, es una enfermedad tratable y manejable por diferentes vías. El tratamiento debe ser individualizado en función del tipo clínico de rosácea y las expectativas de cada uno de nuestros pacientes. Dentro del arsenal terapéutico disponible se encuentran los antibióticos tópicos y orales, la isotretinoína, e incluso diferentes tipos de láser. Es necesario instruir al paciente sobre las medidas de limpieza y protección solar facial que debe realizar de manera diaria, así como qué tratamientos hidratantes son los más adecuados. Pueden emplearse además maquillajes específicos para pieles reactivas, que oculten algunas manifestaciones de la enfermedad.

Es necesario instruir al paciente sobre las medidas de limpieza y protección solar facial que debe realizar de manera diaria y sobre los tratamientos hidratantes más adecuados

Según una reciente investigación internacional –Face Values: Global Perception Survey– el enrojecimiento que sufren las personas con rosácea hace que disminuyan sus posibilidades de tener una relación o conseguir un empleo. ¿Qué podrían hacer las autoridades sanitarias para mejorar la calidad de vida de estas personas?

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Una medida prioritaria a adoptar es la mayor difusión en diferentes canales de información de esta enfermedad, debido a su alta prevalencia y el escaso conocimiento de ella que existe en la población general. Además, debe enfatizarse la necesidad de una valoración por parte de un dermatólogo para contar con un diagnóstico correcto. Esa misma investigación revela que la precisión en el diagnóstico hace dos veces más probable el control de los síntomas de la enfermedad.

Este estudio también revela que el 77% de los pacientes con rosácea se ha sentido alguna vez avergonzado o inseguro a causa de su problema. ¿Es necesario que estas personas reciban también tratamiento psicológico?

La rosácea es una enfermedad que puede afectar de manera muy importante a la calidad de vida del paciente si no se instaura un tratamiento efectivo. Habitualmente, tras explicar el curso habitual del proceso e instaurar un tratamiento individualizado, la mejoría en la calidad de vida es notable y no suele ser necesario un soporte psicológico.

La precisión en el diagnóstico de la rosácea hace dos veces más probable el control de los síntomas de la enfermedad

¿Qué avances se han producido en el diagnóstico y tratamiento de la rosácea en los últimos años? ¿Hay alguna investigación en marcha con el objetivo de mejorar la atención a estos pacientes?

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En la actualidad contamos con nuevos fármacos que forman parte del arsenal terapéutico para el acné rosácea. Uno de ellos es la brimonidina en gel, que permite tratar el enrojecimiento facial persistente asociado a la rosácea. Además, de manera reciente, la FDA (Food and Drug Administration) ha aprobado el uso de ivermectina al 1% en crema para la rosácea, la cual es esperable que esté disponible en nuestro país a lo largo del año 2015.

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