Rosácea
La rosácea es una enfermedad cutánea sin causa conocida, caracterizada por el enrojecimiento de las mejillas del paciente y la aparición de pequeñas pústulas, lo que suele afectar a la vida social del afectado.

Prevención de la rosácea

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

La rosácea no es una enfermedad que se pueda prevenir, del mismo modo que tampoco se puede eliminar completamente. Aparece por primera vez y desaparece completamente por causas no del todo conocidas, y suele durar varios años. Durante ese tiempo hasta la mitad de los casos cursa en brotes con empeoramientos puntuales. Estos brotes sí se pueden prevenir con medidas generales y la higiene adecuada que ayudan a hacer más llevadera la enfermedad y evitar recaídas.

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Algunas de estas medidas para prevenir los brotes de rosácea son:

  • Identificar los desencadenantes: a cada persona le afectan más o menos ciertos factores desencadenantes. Los más frecuentes son el calor, el ejercicio físico, beber alcohol, comer comida picante o caliente, y la exposición solar. Saber cuáles te afectan más puede ayudar a evitarlos y a prever un brote de rosácea.

  • Iniciar un tratamiento precoz: si la rosácea se abandona a su evolución natural es mucho más difícil controlarla después. Lo ideal es acudir al dermatólogo ante la presencia de síntomas y una vez diagnosticada conocer qué tratamientos deben utilizarse cuando aparecen los brotes.
  • Hidratación cutánea: se debe aplicar cremas hidratantes a la piel de forma cotidiana. Eso favorece la integridad de la barrera cutánea y evita que le afecten las agresiones externas.
  • Evitar productos irritantes: lociones de limpiado ácidas o demasiado secantes pueden desencadenar un brote de rosácea. También se deben evitar los productos exfoliantes faciales.
  • Utilizar crema fotoprotectora: la fotoprotección con factor 50 que cubra además los rayos UVA es esencial para que la enfermedad se mantenga controlada.
  • Buscar el maquillaje adecuado: el enrojecimiento facial puede persistir a pesar del control de la enfermedad, para disimularlo existen maquillajes específicos que camuflan las rojeces gracias a sus tonos verdosos.
  • Usar champús y geles suaves: de este modo la piel no se irrita con tanta frecuencia, y tampoco los ojos, que suelen ser muy sensibles a la caída de champú en la ducha.

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