La forma más sencilla de realizar el diagnóstico de sífilis es con pruebas serológicas en un análisis de sangre. Hay dos tipos de pruebas:
- Pruebas no treponémicas: detectan anticuerpos no específicos. En los informes de laboratorio aparecen como VDRL o RPR. Son pruebas fáciles, baratas y fiables. Se informan con un número que permite monitorizar la respuesta al tratamiento. Estas pruebas son positivas a los 4-7 días de la aparición del chancro, y son siempre positivas en la sífilis secundaria. En el período de latencia son negativas, y se hacen de nuevo positivas en el 70% de los casos de sífilis terciaria. Existen falsos positivos en algunas situaciones como infección por VIH, embarazo, enfermedades autoinmunes (como el lupus), tuberculosis, herpes simple… Por eso, un resultado positivo siempre requiere ser confirmado por una segunda prueba específica.
- Pruebas treponémicas: detectan anticuerpos específicos contra la bacteria que produce la sífilis. Las principales pruebas de este tipo aparecen en los informes de laboratorio como TPHA o FTA-abs. Se utilizan para confirmar la positividad de una prueba no treponémica. Una vez que se hace positivo, permanece así de por vida (incluso tras el tratamiento), salvo algunos casos de sífilis tratada de forma muy precoz.
Otras formas de realizar el diagnóstico de la sífilis son la visualización por microscopio de las bacterias en una muestra obtenida de un chancro o una placa sifilítica, o bien en una biopsia de una lesión, por ejemplo una biopsia cutánea. No obstante, siempre se realizarán también las pruebas serológicas.
Cuando se diagnostica sífilis a una persona, se realizarán además pruebas adicionales para el estudio de otras enfermedades que se pueden transmitir por vía sexual como el VIH o las hepatitis B o C, el herpes simple o la gonorrea.