Síndrome de fatiga crónica
El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por un cansancio extremo y prolongado que no está relacionado con un esfuerzo previo ni mejora con el descanso. No tiene cura, pero hay tratamientos que ayudan a los afectados.

Qué es el síndrome de fatiga crónica

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Lo que conocemos popularmente como ‘fatiga’ implica una sensación de cansancio o incapacidad para llevar a cabo las actividades físicas o intelectuales habituales. Esto puede ser el resultado de un ejercicio físico o psíquico por encima de nuestra capacidad, siendo entonces una fatiga secundaria a este esfuerzo y, generalmente, es proporcional al tamaño de éste. Pero en el síndrome de fatiga crónica van implícitas una serie de características que lo definen. Por un lado, significa que existe una merma en la capacidad física, pero sin relación con ningún esfuerzo previo o asociado con alguno de escasa intensidad. Además, este síntoma permanece por un largo período de tiempo, aunque no necesariamente constante, sino intermitente a veces, que viene a ser de al menos seis meses. Por otro lado, se trataría de una fatiga extrema, con carácter invalidante, incapacitante en la mayoría de los casos, y en la que a pesar del descanso no se consigue mejoría. Con el paso del tiempo, puede provocar alteraciones en el correcto funcionamiento de los sistemas neurológico, inmunológico, endocrino y metabólico.

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El síndrome de fatiga crónica es un problema de salud que tiene un gran impacto sobre la calidad de vida del paciente, ya que puede llegar a discapacitarle hasta el extremo de no poder levantarse de la cama, lo que impide que desarrolle una actividad laboral con normalidad, y también afecta a sus relaciones sociales, familiares, o sentimentales ya que, aunque el malestar no siempre sea continuo, le impide hacer planes, pues nunca sabe cómo se va a encontrar al día siguiente, o incluso al cabo de unas horas. De ahí que la comprensión y el apoyo de la familia y los amigos resulten fundamentales para estas personas.

No se trata de una enfermedad nueva, sino que a lo largo de los años han existido síndromes con síntomas similares. Se conoció el síndrome de DaCosta o corazón del soldado, allá por el siglo XIX; también se le llamó neurastenia. En el siglo XX, atendiendo a un número creciente de casos que se atribuían a un proceso producido por algún virus, se conoció la encefalitis miálgica. El término actual de esta enfermedad, síndrome de fatiga crónica, es el resultado de varios consensos (Criterios internacionales de Fukuda, Criterios de consenso internacional) sobre una serie de síntomas que deben darse para poder hablar de ella con entidad propia, siendo necesario excluir otras patologías de presentación clínica similar, que puedan explicar algunos de estos síntomas, o asemejarse a ella.

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Mujer con fatiga crónica

El síndrome de fatiga crónica presenta una prevalencia variable, pues muy probablemente una gran parte de los afectados no están diagnosticados aún. Según las poblaciones estudiadas, oscila entre 1% y 1 por 1000, siendo claramente más frecuente en la mujer. La edad de aparición suele ser entre los 20 y los 40 años, aunque hay casos descritos en adolescentes y en ancianos.

El tratamiento actual no es curativo para esta patología, si bien la combinación de medidas farmacológicas, ejercicio físico, y terapias psicoconductuales, pueden aliviar los síntomas, adaptar a la persona afectada al medio en el que vive y, por tanto, llegar a normalizar su vida en la mayoría de los casos.

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