Síndrome de fatiga crónica
El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por un cansancio extremo y prolongado que no está relacionado con un esfuerzo previo ni mejora con el descanso. No tiene cura, pero hay tratamientos que ayudan a los afectados.

Tratamiento del síndrome de fatiga crónica

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

En la actualidad no existe un tratamiento que consiga curar el síndrome de fatiga crónica. Existen, eso sí, varias líneas terapéuticas que, de forma combinada, permiten al paciente llevar una vida cercana a la normalidad y convivir de manera razonable con este problema.

Por una lado, la terapia cognitiva-conductual permite una mejor adaptación del paciente para asimilar como es vivir con su enfermedad y cómo afecta a su entorno y a él mismos los cambios que conlleva el SFC. Esta debe ser impartida por profesionales (psicoterapeutas) en sesiones de unos 60 minutos, no menos de 4-6 meses, y es esencial que se aplique desde el principio del diagnóstico. En ocasiones ha mostrado beneficio la terapia grupal, donde cada paciente exprese y conozca todas las vivencias de los casos de este trastorno.

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Por otro lado, es recomendable realizar ejercicio físico. En este sentido se debe recalcar que este ha de estar diseñado para cada persona concreta, mediante una actividad física saludable adaptada a su capacidad, en torno a sesiones de 30 minutos, evitando sobreesfuerzos en períodos de mejoría, pues puede provocar una recaída de los síntomas. Es evidente por todo lo conocido hasta ahora de esta enfermedad que la inactividad física o el reposo prolongado pueden empeorar la sintomatología. Es aconsejable también la supervisión de un fisioterapeuta para adaptar el ejercicio a los distintos grupos musculares y llevar a cabo un correcto programa deportivo.

Fármacos para afrontar el síndrome de fatiga crónica

El tratamiento farmacológico para el síndrome de fatiga crónica también debe combinarse con los otros dos métodos anteriores. Los antiinflamatorios pueden aliviar dolores musculares y articulares en momentos de mayor intensidad de estos síntomas, aunque en algunos trabajos científicos se ha demostrado mayor beneficio con los corticoides a dosis bajas y durante cortos períodos de tiempo. Además, los corticoides pueden tener indicación médica en los casos en los que existan episodios de desvanecimiento y lipotimias en relación con alteraciones de los niveles de mineralocorticoides.

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Mujer con el síndrome de fatiga crónica

Los fármacos antidepresivos y ansiolíticos no deben usarse de manera sistemática, pero sí aportan mejoría en los pacientes con evidencia de trastornos depresivos asociados. Para este fin se utilizan amitriptilina, nortriptilina, paroxetina y sertralina. Algunos casos abandonan este tratamiento por escaso beneficio clínico y efectos adversos. Y en el caso de medicamentos ansiolíticos, incluso pueden empeorar los síntomas musculares, agudizando el cansancio y la debilidad.

Otros tratamientos con galantamina, inmunoglobulina, rituximab o aciclovir no han demostrado un beneficio suficientemente consistente en el síndrome de fatiga crónica, por lo que no están recomendados de manera sistemática, sino que pueden ser probados en algunos casos concretos a juicio del médico.

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Y en otro orden, existen terapias alternativas como la hidroterapia, acupuntura, shiatsu, reiki, etcétera, que deben ser valorados individualmente.

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