Diagnóstico de la tortícolis
Actualizado: 25 de septiembre de 2022
El diagnóstico de la tortícolis en sí habitualmente es muy sencillo y no requiere de procedimientos diagnósticos complejos: con la historia clínica y la exploración física es suficiente. La persona afectada suele ser capaz de identificar la causa de la tortícolis (un gesto brusco, una mala postura al dormir…). A la exploración física se comprueba el dolor, sobre todo en el esternocleidomastoideo, llegando incluso a palparse un bulto.
Si hay un antecedente traumático cervical importante no se debe explorar ni intentar movilizar el cuello, sino colocar un collarín y realizar pruebas de imagen (al menos radiografía de la columna cervical y, en caso necesario, resonancia magnética o tomografía computerizada) para comprobar la estabilidad de la columna. En una tortícolis común por una mala postura esto no es necesario.
Igualmente, si se sospecha de una infección localizada como un absceso o un síndrome de Lemierre, suele ser necesario realizar una prueba de imagen (ecografía, TC o resonancia). Además, es fundamental obtener cultivos de sangre si hay fiebre.
Si se sospecha de infección del sistema nervioso central se debe realizar una prueba de imagen del cerebro y una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo.
Si se trata de una tortícolis congénita infantil es importante realizar una exploración física completa del bebé, incluyendo todo el sistema musculoesquelético y, por supuesto, el neurológico. En el caso de que no se sospeche una tortícolis de causa adquirida, no se suelen realizar pruebas de imagen más allá de una ecografía del músculo esternocleidomastoideo, pudiéndose comprobar un pseudotumor en casos de fibrosis importante.
Por lo demás, en las tortícolis crónicas con afectación de los nervios que salen por la columna cervical por ese lado, puede ser necesario, según los síntomas, practicar pruebas como la electromiografía o electroneurografía. Estas pruebas se realizan también en los propios músculos afectados en un contexto de atención especializada, y dependiendo del cuadro clínico concreto del paciente.
Creado: 10 de agosto de 2018