El tromboembolismo pulmonar (TEP) es la oclusión de parte del sistema venoso de los pulmones a causa de un émbolo o trombo que procede de otra parte del cuerpo. Conoce sus síntomas, cómo prevenirlo y cuál es su tratamiento.
Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Actualizado: 3 de noviembre de 2023
El tromboembolismo pulmonar (TEP) es la oclusión de parte del sistema venoso de los pulmones a causa de un émbolo o trombo que se forma en una vena profunda del cuerpo, en el 95% de los casos se debe a una trombosis venosa originada en las piernas, y luego se desprende y viaja a través del torrente sanguíneo hasta los pulmones. Cuando el trombo llega a los pulmones, puede bloquear una arteria pulmonar o una de sus ramas, lo que interrumpe el flujo sanguíneo hacia parte del tejido pulmonar. Esto puede causar una variedad de síntomas y, en casos graves, puede ser potencialmente mortal.
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El TEP es una condición médica grave que requiere atención médica inmediata, ya que puede ser potencialmente mortal si no se trata adecuadamente. Los síntomas comunes de un tromboembolismo pulmonar pueden incluir:
Dificultad para respirar súbita y aguda.
Dolor en el pecho que empeora al respirar profundamente.
Tos con o sin sangre.
Ritmo cardíaco acelerado.
Sudoración excesiva.
Mareo o desmayo.
Causas de un tromboembolismo pulmonar
En todos los casos el proceso del tromboembolismo pulmonar es el mismo:
Un émbolo o trombo de la circulación venosa llega a las cavidades derechas del corazón y éste lo impulsa hacia los pulmones con el resto de la sangre venosa. Si el trombo es pequeño no sucede nada (y no es raro que esto sea así con cierta frecuencia), pero si es grande se desencadenan el resto de mecanismos.
Parte del pulmón deja de recibir sangre venosa para oxigenarla, ya que las venas están ocluidas. Estas zonas se colapsan y no puede pasar aire hacia ellas.
El corazón sigue enviando la misma cantidad de sangre, pero lo hace a través de un menor número de venas que antes, por lo que está obligado a realizar un mayor esfuerzo y gastar más energía. Además, hay más sangre para menos espacio de pulmón, así que no toda la sangre que pasa se puede oxigenar correctamente.
La zona afectada empieza a inflamarse. Comienza a acumularse líquido que dificulta la expansión de los pulmones, y a la vez se irritan receptores nerviosos que estimulan la respiración, haciendo que la persona con TEP respire a una alta frecuencia y profundamente.
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Factores de riesgo de tromboembolismo pulmonar
Hay varios factores que aumentan la probabilidad de desarrollar coágulos sanguíneos en las venas profundas de las piernas o en otras partes del cuerpo, que posteriormente pueden viajar a los pulmones, y por tanto predisponen al tromboembolismo pulmonar; eso no quiere decir que inevitablemente suceda, pero sí que aumentan las probabilidades de que accidentalmente se produzca un tromboembolismo pulmonar. Algunos de estos factores de riesgo son:
Inmovilidad prolongada: la falta de movimiento durante períodos prolongados, como después de una cirugía, durante un viaje largo o debido a una enfermedad que limita la movilidad, puede aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos.
Fracturas de extremidades inferiores (fémur, cadera, tibia, etcétera): las lesiones graves, como fracturas de huesos largos, pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos debido a la inmovilidad resultante y daño vascular.
Someterse a una cirugía (sobre todo durante los días posteriores a la misma): como decíamos, algunos tipos de cirugía, especialmente las que requieren anestesia general y una inmovilidad prolongada, pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos.
Antecedentes familiares: si tienes familiares con antecedentes de coágulos sanguíneos o trastornos de la coagulación, tu riesgo podría ser mayor debido a factores genéticos.
Embarazo (porque crea un estado de hipercoagulabilidad de la sangre) y posparto: las mujeres embarazadas y en el posparto tienen un mayor riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos debido a cambios hormonales y la presión adicional sobre las venas.
Parto (sobre todo los días posteriores).
Insuficiencia venosa crónica.
Obesidad: la obesidad se asocia con un mayor riesgo de coágulos sanguíneos, posiblemente debido a la inflamación crónica y la presión adicional sobre las venas.
Cáncer: las personas con cáncer tienen un mayor riesgo de coágulos sanguíneos debido a la liberación de sustancias que promueven la coagulación en el torrente sanguíneo. En especial, un subtipo de cáncer de pulmón, el adenocarcinoma.
Algunas enfermedades crónicas: como enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares crónicas y enfermedades autoinmunes, pueden aumentar el riesgo de TEP.
Toma de anticonceptivos orales: algunos anticonceptivos orales contienen estrógeno, lo que puede aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos en algunas personas, especialmente en fumadoras mayores de 35 años.
Trastornos de la coagulación: personas con trastornos hereditarios o adquiridos de la coagulación, como la trombofilia, tienen un riesgo más alto de coágulos sanguíneos.
Hipercoagulabilidad congénita (factor V de Leiden, déficit de proteínas C o S, y anticuerpos fosfolípidos).
Terapia hormonal: la terapia de reemplazo hormonal en mujeres posmenopáusicas puede aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos.