Tularemia
La tularemia o fiebre de los conejos es una enfermedad que puede causar numerosos síntomas, y que sin tratamiento antibiótico tiene una alta mortalidad. Conoce sus vías de transmisión para evitar el contagio.

Causas de la tularemia

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 28 de julio de 2022

La tularemia es una infección bacteriana zoonótica producida por una bacteria Gram negativa llamada Francisella tularensis. Esta bacteria intracelular es de crecimiento exigente, por lo que es difícil de aislar en laboratorio. Una cantidad relativamente pequeña de bacterias –lo que se llama inóculo– es suficiente para causar infección y enfermedad en el ser humano.

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Hay varias subespecies de Francisella tularensis. F. tularensis tularensis (llamada también Francisella tularensis tipo A o F. neoartica) es la especie más virulenta y supone el 90% de las infecciones de Norteamérica. La subespecie F. tularensis holarctica (también llamada tipo B) es la forma prioritaria en otros lugares. Hay otras subespecies de Francisella tularensis que tienen localizaciones más circunscritas.

Picadura de garrapata
 

Esta bacteria puede permanecer durante mucho tiempo viable en el agua, incluso aunque sea salobre, y también en el polvo del suelo. Afecta a más de 100 especies de vertebrados domésticos y salvajes. Produce una enfermedad especialmente grave en roedores y lagomorfos como conejos, ardillas, ratones, lemmings y similares. Cuando estos animales se infectan, desarrollan una enfermedad mortal. En otras especies, aunque enfermen, el curso clínico es más leve.

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Cómo se contagia la tularemia a los humanos

La transmisión de la tularemia al ser humano se puede producir por varias vías:

  • Por picadura o mordedura de insectos infectados por haber picado previamente a un animal enfermo. Los vectores que pueden transmitir la tularemia son diversos tipos de garrapatas, pulgas, mosquitos, tábanos, moscas hematófagas y piojos.
  • Por ingesta de alimentos (caza) o aguas contaminadas: por ejemplo, si se bebe agua de ríos o lagos contaminada por animales enfermos.
  • Mordeduras o arañazos de animales enfermos, o manipulación de estos animales (caza, peletería).
  • Contacto ocular con material infeccioso.
  • Inhalación de polvo, aerosoles o agua con bacterias.
  • La infección por manipulación de muestras en laboratorios es rara, pero posible.

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Además, Francisella tularensis se considera un agente de bioterrorismo de clase A: es de alta prioridad, porque su uso como arma biológica supondría un riesgo importante para la seguridad nacional al tener un gran potencial de impactar sobre la salud de la población, causando pánico y transmitiéndose con facilidad. Aunque la mortalidad sea baja, produce una enfermedad grave, sobre todo si es utilizada en forma de aerosol. Con 10-50 bacterias inhaladas ya se produce una neumonía tularémica.

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