Diagnóstico de la vaginosis bacteriana
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Cuando una mujer consulta a su médico o ginecólogo por un flujo vaginal excesivo hay varias entidades en las que se puede pensar. En general, la ausencia de olor a pescado con un test de aminas negativo, hace menos probable la vaginosis bacteriana. Los cuadros que pueden parecerse a una vaginosis bacteriana son la vaginitis, la tricomoniasis, la vaginitis atrófica o la vaginitis inflamatoria descamativa, que normalmente se distinguen con facilidad de la vaginosis bacteriana.
En cualquier caso, para el diagnóstico de la vaginosis bacteriana se aplican los criterios de Amsel:
Además, se pueden realizar técnicas específicas para detectar Gardnerella vaginalis, que es la bacteria típica que suele estar presente siempre que hay vaginosis bacteriana.
Si además se tiñe la muestra de flujo con la tinción de Gram, mejora aún más la exactitud diagnóstica porque se pueden visualizar las células clave, que son células del epitelio de la vagina en las que se aprecian cocobacilos (bacterias) en el borde de la célula. Este tipo de células son el factor aislado más importante para el diagnóstico de la vaginosis bacteriana.
La citología no es útil para el diagnóstico de la vaginosis bacteriana. Si en una citología aparecen datos sugerentes de este trastorno, se debería preguntar a la paciente si tiene síntomas y realizar el diagnóstico de forma específica. El cultivo tampoco es útil, porque en la vaginosis bacteriana los cambios de la flora son muy complejos y no se pueden detectar en un cultivo.
Existen algunas pruebas para detectar Gardnerella vaginalis, aunque por sí misma no es suficiente para diagnosticar la vaginosis bacteriana, y puede estar presente en una vagina eubiótica.
Otros test comerciales pueden detectar otras bacterias también asociadas a esta entidad. En algunos casos se podría utilizar el estudio de la microbiota vaginal, pero no es de uso clínico extendido a día de hoy.
Creado: 5 de abril de 2019