Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana es una alteración de la flora vaginal que provoca un cambio en el flujo, que se vuelve más abundante y adquiere un olor fuerte y desagradable. Te explicamos su tratamiento y cómo prevenir su aparición.

Síntomas de la vaginosis bacteriana

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Muchas mujeres tienen una alteración de su microbiota vaginal, con una vaginosis bacteriana, y sin embargo no tienen síntomas. De hecho, se considera que más de la mitad de las mujeres con vaginosis bacteriana no presenta síntomas, y en aquellas que sí los tienen, estos pueden ser fluctuantes dependiendo de factores como la alimentación o el momento del ciclo menstrual, entre otros.

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El síntoma típico de la vaginosis bacteriana es el flujo vaginal excesivo. Se trata de un flujo blanquecino, no espeso y sin grumos. El olor se describe como a pescado; es un olor fuerte y desagradable, que se hace más patente después de mantener relaciones sexuales y durante la menstruación.

Posibles complicaciones de la vaginosis bacteriana

Si aparecen otros síntomas como molestias al orinar, dolor durante el coito, picores, quemazón, o inflamación de la vagina, habría que pensar que puede haber una vaginitis asociada, por algún microorganismo que sea capaz de producir una infección que curse con inflamación. Por otro lado, aunque la vaginosis bacteriana normalmente no afecta al cuello uterino, sí se puede asociar en ocasiones a una cervicitis aguda.

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La importancia del diagnóstico y el tratamiento de la vaginosis bacteriana radica en las posibles consecuencias que puede tener. Así, en las mujeres embarazadas puede aumentar el riesgo de parto pretérmino. Además, se ha asociado a la colonización del endometrio por bacterias, fiebre posparto, celulitis de la vagina después de una histerectomía, o infecciones después de una interrupción voluntaria del embarazo.

Además, la vaginosis bacteriana aumenta el riesgo de adquirir y transmitir el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual como el virus del herpes genital, la gonorrea, la clamidia o el tricomonas.

También se considera que podría ser un factor que puede participar en la aparición de lesiones de tipo precanceroso en el cuello del útero, quizá por persistencia de la infección del virus del papiloma humano por el cambio en las condiciones del ambiente vaginal.

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