Sarampión
El sarampión es una de las erupciones cutáneas clásicas que se presentan en la infancia, acompañada de fiebre elevada, tos, conjuntivitis y rinitis. La vacuna atenuada ha reducido considerablemente su incidencia.

Diagnóstico del sarampión

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 28 de julio de 2022

El diagnóstico del sarampión se basa en criterios clínicos, epidemiológicos y serológicos. Es importante conocer las inmunizaciones que ha recibido el paciente y si ha tenido contacto previo con personas afectadas por sarampión.

La exploración clínica por parte del médico, en la que se puede observar la presencia de fiebre, catarro, tos, manchas de Koplik y exantema maculopapuloso es suficiente para realizar el diagnóstico. En ocasiones, cuando se reconocen las manchas de Koplik, puede ser diagnosticado con seguridad incluso antes de brotar el exantema. Debido a que en países con vacunación óptima ha decaído el número de casos, puede no reconocerse este tipo de manchas o las peculiaridades del exantema sarampionoso por parte de los médicos no habituados ya a esta enfermedad. Es por ello por lo que debe solicitarse la determinación de anticuerpos.

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El diagnóstico clínico del sarampión en el laboratorio incluye la detección de anticuerpos IgM específicos contra el sarampión, o un incremento significativo de las concentraciones de anticuerpos entre los sueros obtenidos en la fase aguda y la de convalecencia.

El aislamiento del virus en cultivo celular de muestras de sangre, conjuntiva, nasofaringe u orina, obtenidas antes del tercer día de la erupción, es otro método, aunque menos usado. Algo más utilizado aunque con coste económico elevado y no disponible en todos los centros sanitarios es la detección del RNA del virus mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). 

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