No hay cura conocida para el sida. Ningún tratamiento elimina por completo el virus del organismo. Sin embargo, sí hay disponibles tratamientos del sida que ayudan a mantener el recuento de CD4 alto y mejoran la calidad de vida de los pacientes.

Es muy utilizada la terapia antirretroviral altamente activa (HAART en inglés o TARGA en español). Se trata de una combinación de varios fármacos antirretrovirales, cuya finalidad es impedir que se multiplique el virus. Consigue reducir el número de partículas de VIH en la sangre, y permite que el conteo de CD4 permanezca alto, lo que conduce a mejorar y prolongar la vida del paciente. Aunque hay que tener presente que el paciente puede seguir transmitiendo el virus.

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Esta terapia tiene sus inconvenientes, y es que pueden aparecer los efectos secundarios específicos de cada uno de los fármacos que componen la terapia. Entre los más comunes: náuseas, dolor de cabeza, debilidad, malestar general, y acumulación de grasa en la espalda y en el abdomen. Cuando se utilizan durante un tiempo prolongado aumentan el riesgo de que el paciente sufra un ataque cardíaco.

El médico que prescriba este tratamiento tiene que hacer un seguimiento al paciente para valorar estos posibles efectos secundarios y, cada tres meses, solicitar análisis de sangre para medir los conteos de CD4 y la carga viral del VIH.

Desde 2018, la OMS recomienda el uso de dolutegravir (DGT) como tratamiento para el VIH de primera y segunda línea para todos los grupos de población porque es más eficaz y fácil de tomar y tiene menos efectos secundarios que otros fármacos disponibles. Además, tiene una alta barrera genética para desarrollar resistencia a los medicamentos.

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En 2022, más del 75% de los 39 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo estaban recibiendo tratamiento contra el VIH. Siguiendo las recomendaciones de la OMS, 116 de 127 países han adoptado el tratamiento de primera línea basado en DTG.

En el caso de que se trate de una mujer embarazada, el tratamiento debería incluir zidovudina (AZT), desde el comienzo del 2º trimestre hasta el final del embarazo y el parto. El bebé también debe ser tratado durante las seis primeras semanas de vida.

Otros fármacos usados son: lamivudina o nevirapina.

Es muy beneficioso para los enfermos de sida mantener una buena nutrición, ya que es frecuente observar deficiencias de cincseleniocobrevitamina B6 y vitamina B12. El hecho de mantener unos niveles correctos de nutrientes les proporcionará una mejora en la función del sistema inmunitario, así como el mantenimiento del peso corporal, lo que mejorará la respuesta al tratamiento.

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Resistencia a los tratamientos contra el VIH

Otro incoveniente de esta terapia es que el VIH se puede hacer resistente al tratamiento, por lo que sería preciso cambiar la combinación, y sustituir unos fármacos por otros.
Un nuevo informe de la OMS sobre la resistencia a los medicamentos del VIH presentado en febrero de 2024 revela altos niveles de supresión de la carga viral del VIH (>90%) en poblaciones que reciben terapia antirretroviral (TAR) que contiene dolutegravir (DTG). Entre las cuatro encuestas informadas, los niveles de resistencia a dolutegravir oscilaron entre el 3,9% y el 8,6%, y alcanzaron el 19,6% entre las personas que habían recibido tratamiento e hicieron la transición a un TAR que contenía DTG mientras tenían cargas virales de VIH altas. Hasta la fecha, sólo unos pocos países han comunicado datos de encuestas a la OMS.

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“La preocupante evidencia de resistencia en personas con carga viral no suprimida a pesar del tratamiento con dolutegravir subraya la necesidad de aumentar la vigilancia e intensificar los esfuerzos para optimizar la calidad de la atención sanitaria prestada contra el VIH”, ha declarado la Dra. Meg Doherty, Directora del Departamento de la OMS para el Programa Mundial de VIH, Hepatitis y Programas de ITS. “La vigilancia estandarizada de la resistencia a los medicamentos del VIH es esencial para prevenir, monitorear y responder eficazmente a estos desafíos”, añade.

Tratamiento sida

Actualmente se dispone de pruebas genéticas capaces de determinar si una cepa de VIH es resistente a un fármaco concreto, lo que puede ayudar a seleccionar la mejor combinación de medicamentos posible para cada persona, y modificar así el tratamiento farmacológico cuando este comienza a fallar.

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