Muchas personas mayores se quejan de sufrir dolor constante en los pies. Un problema que suele ser más común entre las mujeres, pero que también padecen los hombres, ya sea porque con el paso de los años han desarrollado ciertas patologías que pueden afectar a la salud de sus extremidades, como artritis, obesidad, enfermedades cardiovasculares o diabetes, o porque no los han cuidado debidamente a lo largo de su vida.
Algunos de los motivos por los que son comunes los problemas podológicos en la tercera edad son:
- La piel de los mayores suele estar más reseca y endurecida y su capacidad sensorial se ha reducido con el envejecimiento, por lo que en ocasiones no perciben la presencia de una herida o una rozadura, lo que conlleva que no la traten a tiempo ni adecuadamente, y esto suele agravar el problema.
- Con el paso de los años los pies aumentan de tamaño y pueden llegar a deformarse, y por tanto es necesario el uso de un calzado específico.
- Los problemas circulatorios son más frecuentes entre los mayores, y los pies se resienten de ello porque la sangre no les llega adecuadamente. Ante esta circunstancia, cualquier herida puede resultar peligrosa.
- La diabetes es una enfermedad común entre los mayores de 60 años, y una de sus posibles consecuencias es el pie diabético, una lesión que debe tratarse de forma específica para no provocar, entre otros problemas, la amputación de algún dedo del pie.
- El sobrepeso y el sedentarismo también repercuten negativamente en los pies de los mayores.
- La falta de higiene, el exceso de sudor o el uso de un calzado inadecuado, son problemas que pueden presentarse en los mayores por la falta de capacidades físicas o mentales, la escasez de recursos, o la dejadez; factores que también afectan a la salud de sus pies y favorecen las caídas.
- El uso durante muchos años de zapatos estrechos y con tacón al final pasa factura a la salud de los pies.
- Haber desempeñado trabajos que requerían estar durante muchas horas de pie también perjudica a largo plazo, especialmente si sus efectos negativos no se han contrarrestado con la práctica de ejercicio físico.