Una de las grandes barreras que separan al adulto mayor del psicólogo es el estigma creado en torno a este profesional sanitario del que muchos aún piensan que solo atiende a locos. Un mito aún arraigado en muchos sectores de nuestra sociedad, y quizá aún más entre personas de la tercera edad.
Y es que aún existe mucho rechazo a la hora de acudir a la consulta del psicólogo porque se asume como una señal de debilidad; son muchos los casos, especialmente entre los mayores varones, que prefieren pasarlo mal y ocultarlo, que reconocer que tienen un problema y necesitan ayudan. Lo peor de esta situación es que una alteración psicológica en muy pocos casos se “cura sola”, al contrario, se va agravando pudiendo llegar a convertirse en una enfermedad crónica que necesita ser tratada con fármacos.
Formas de convencer al mayor cuando muestra rechazo al psicólogo
Por ello, cuando un familiar, amigo o cuidador es consciente de que el mayor necesita una terapia psicológica, pero muestra rechazo a dar el paso, se le puede animar y ayudar a contactar con un psicólogo de diferentes formas:
- Hacerle ver que el psicólogo es un profesional sanitario más, como es el dentista, el fisioterapeuta o una enfermera, y lo único que va a hacer es ayudarle a mejorar su salud, y no valorar o juzgar su situación.
- Aunque la terapia la vaya a hacer él solo, se le puede acompañar a la primera cita para hablar con el profesional y contarle su caso. Dar el primer paso con una persona de confianza aporta seguridad y tranquilidad.
- Es importante borrar de su cabeza la idea que al psicólogo solo van pacientes con graves problemas psicológicos. Para ello se le puede dar ejemplos de personas de su entorno, de cualquier edad, que se han visto en la necesidad de acudir para resolver un problema no necesariamente grave obteniendo grandes resultados. Si es consciente de que cualquier persona puede necesitar terapia, le resultará más fácil asumir que él también la puede necesitar.
- Si en su entorno hay alguna persona que haya acudido a un psicólogo, se le puede pedir que hable con él o que incluso sea la persona que le acompañe en la primera cita para conocer al profesional. Le resultará más fácil acudir a uno que le despierte confianza porque ha ayudado a alguien cercano, que pedir cita a un desconocido.
- En el caso de que el mayor necesite ir al psicólogo como consecuencia del padecimiento de una enfermedad, previamente puede acudir a una asociación de pacientes de dicha patología. Allí, además de poderle facilitar el contacto de un psicólogo, puede conocer a otras personas que están en su situación y a las que les ha beneficiado la terapia psicológica.
- El mismo caso se puede aplicar a cuidadores o familiares de un enfermo que puedan necesitar descanso, alivio o consejo psicológico, ya que muchas veces anteponen el cuidado del paciente a su cargo que su propio malestar.