Lo cierto es que según el perfil de cada persona, un psicólogo puede ser de gran ayuda a un paciente pero no a otro, no porque sea mejor o peor profesional, sino es cuestión de afinidad, confianza, personalidad, especialización en tercera edad o determinados problemas, método empleado, y otra serie de factores extrasensoriales. Por esta razón es conveniente que sea la propia persona que va a ser tratada la que elija el psicólogo que le va a ayudar. Sin embargo, si no se tiene ningún tipo de referencia, puede resultar una tarea complicada, especialmente para los adultos mayores.
Algunos de los pasos que se pueden dar en esta búsqueda para dar con el psicólogo idóneo para tratar tu caso son:
- Acudir al médico de Atención Primaria para solicitar la atención de un psicólogo. El médico, conociendo tu caso, puede recomendarte a algún psicólogo concreto o derivarte al servicio de la Seguridad Social.
- Localizarlo a través de una asociación de pacientes, donde es común que se ofrezca el servicio de atención psicológica a cuidadores, familiares y los propios afectados. Además, en estos casos suelen ser profesionales especializados en tratar a personas con un perfil parecido al tuyo.
- Preguntar en residencias o centros de día en los que haya psicólogos en su plantilla. Ellos mismos pueden pasar consulta fuera de la residencia o recomendar a algún compañero que pueda encargarse de tu terapia.
- En todo caso, cerciórate siempre de que realmente es un psicólogo profesional, con su número de colegiado, y no una persona sin la formación adecuada como son los que se hacen llamar ‘psicoterapeutas’.
- Antes de aceptar el tratamiento del psicólogo es importante saber el método que va emplear en la terapia –puede que no te guste el método que emplea y prefieras seguir buscando–; el tiempo que durará cada sesión, cuántas sesiones aproximadamente necesitarías y la periodicidad con la que puede darte cita; si tiene experiencia tratando casos como el tuyo, etcétera. No hay que tener miedo a preguntar, ya que es fundamental afrontar el tratamiento totalmente convencido de llevarlo a cabo con éxito.