La hiporexia o falta de apetito es un trastorno alimentario muy común entre las personas mayores, que hay que tratar para evitar la desnutrición o el agravamiento de una enfermedad. Aprende a recuperar las ganas de comer.
Señales para detectar la hiporexia en el mayor y consecuencias
A pesar de que la hiporexia es un problema bastante común entre los ancianos, no siempre resulta fácil detectarlo, sobre todo si no se convive con la persona mayor afectada para poder observar su comportamiento frente a la comida o sus cambios físicos, como el adelgazamiento o la falta de vitalidad.
PUBLICIDAD
Hasta que el trastorno no se considera grave puede pasar desapercibido fácilmente. Y es que, tanto al afectado, como a sus familiares, les puede parecer normal que se vaya perdiendo el apetito según van pasando los años, y ni siquiera comentarlo con el médico. Sin embargo, es importante que en cuanto se note una reducción de la cantidad de comida que ingiere, o se observe alguno de los aspectos descritos a continuación, la situación se comunique al facultativo porque es muy probable que el mayor presente hiporexia:
No termina la comida que hay en el plato: se deja en el plato una gran cantidad de alimentos, cuando esa ración solía ser normal para él o ella.
Ropa holgada: a simple vista se observa que la ropa que usaba últimamente le queda más ancha.
Reducción de movilidad: cuando una persona come menos de lo habitual y de lo que necesita tiene menos energía, pierde musculatura, y presenta más problemas para moverse. También es común que se le caigan los objetos de las manos.
Ya no le gusta: deja de comer platos que siempre le habían gustado.
Come siempre lo mismo: es bastante común entre los mayores que solo les apetezca tomar un vaso de leche con galletas o magdalenas.
Siempre surge algún problema: “esto no lo puedo masticar”, “la dentadura se me mueve”, “está muy salado”, “he desayunado muy tarde”…, son algunas de las excusas que el mayor puede poner para no comer.
PUBLICIDAD
Consecuencias de la hiporexia en las personas mayores
Resulta un grave error considerar la hiporexia o falta de apetito como un problema común de las personas mayores al que no se le debe dar importancia, porque reducir el aporte de nutrientes vitales para el organismo es en muchos casos el origen de una enfermedad, e incluso una posible causa de muerte.
El hecho de que un anciano coma muy poco, y siempre lo mismo, especialmente si además padece una enfermedad, puede tener graves consecuencias para su salud como:
Agravamiento de su enfermedad: presentar cierto grado de desnutrición impide que un enfermo se recupere, e incluso hace que la patología se agrave. En este último caso, si se recurre a un aumento de la dosis de la medicina, y el mayor sigue sin comer, el tratamiento puede resultar demasiado agresivo para su organismo.
Padecimiento de otras enfermedades: la diabetes es una de las enfermedades que aparece con más frecuencia en los casos de hiporexia, especialmente cuando el mayor se decanta por comer básicamente leche con galletas, postres lácteos, y sopas de sobre. Padecer anemia, osteoporosis, trastornos mentales e infecciones, debido a una bajada de las defensas, son algunos de los muchos problemas de salud que puede ocasionar la hiporexia.
Aumento de las caídas: la falta de energía y la pérdida de musculatura que ocasiona la desnutrición aumenta las posibilidades de que el mayor sufra caídas y roturas de huesos.