Cuidar al cuidador
El cuidador de una persona en situación de dependencia asume responsabilidades que alteran su vida y es frecuente que olvide sus propias necesidades, pero cuidar a otro no debe suponer dejar de cuidar de uno mismo.

Problemas que sufre el cuidador de un dependiente

Una mujer madura se sostiene la cabeza con gesto preocupado

Cuidar de una persona dependiente sin ayuda ni descanso puede tener consecuencias graves para la salud, tanto física como psicológica.

Por: Inma D. Alonso

Periodista experta en salud y bienestar

Actualizado: 30 de octubre de 2023

Al aceptar la responsabilidad de atender a otros, los cuidadores no profesionales experimentan una serie de alteraciones en su vida que pueden tener consecuencias negativas para ellos. Entre estos cambios se encuentran problemas para compaginar su actividad laboral y los cuidados a la persona en situación de dependencia, lo que repercute directamente en su situación económica ya que es posible que se vea incluso obligado a dejar su trabajo.

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También se producen interferencias importantes a nivel social porque –en función del grado de dependencia– el cuidador dispone de poco tiempo libre para dedicarse a sí mismo, al ocio, o a las relaciones sociales, por lo que puede llegar a sentirse aislado y perder el contacto con otros familiares o amigos.

Y, por supuesto, consecuencias físicas y psicológicas. Físicas derivadas del esfuerzo diario que conlleva atender a alguien que, por ejemplo, tiene reducida su movilidad (levantarlo, moverlo, asearlo, etcétera), y psicológicas porque es inevitable que deje una huella emocional el hecho de vivir a diario el deterioro físico o mental de alguien a quien le une un vínculo afectivo.

Síntomas del síndrome del cuidador

En este sentido, es muy frecuente que estas personas padezcan lo que se conoce como el síndrome del cuidador o fatiga del cuidador. Se trata de un trastorno que afecta tanto a la salud física como psicológica y que se manifiesta a través de una serie de síntomas físicos, emocionales y psicológicos experimentados por personas que proveen cuidados a largo plazo a familiares o seres queridos que están enfermos, discapacitados o que presentan necesidades especiales. Estos cuidadores suelen enfrentar cargas elevadas y sostenidas en el tiempo, lo que puede derivar en el desarrollo de este síndrome. Los síntomas de este síndrome son:

  • Cefaleas.
  • Dolores articulares y sensación de cansancio crónico: los cuidadores suelen sentirse cansados física y emocionalmente la mayor parte del tiempo, incluso después de una noche completa de sueño.
  • Problemas digestivos, cardiovasculares, e hipertensión.
  • Alteraciones significativas del peso: cambios en el apetito que pueden resultar en pérdida o ganancia de peso no deseada.
  • Trastornos del sueño: dificultad para dormir o mantenerse dormido
  • Ansiedad: preocupaciones constantes sobre el futuro y la capacidad para continuar cuidando al ser querido.
  • Depresión: sentimientos de tristeza o depresión que pueden surgir sentimientos de desesperanza o tristeza que no desaparecen.
  • Sensación de soledad: aislamiento o falta de interés en actividades sociales o pasatiempos que antes disfrutaban.
  • Sentimiento de culpa: muchos cuidadores sienten que no están haciendo lo suficiente o que podrían hacerlo mejor.
  • Sentimientos de irritabilidad o rabia: reacciones emocionales intensas hacia la persona a la que se cuida o hacia otros.
  • Descuido de su propio aspecto y salud, e incluso conductas de riesgo como abuso de alcohol o tabaco.

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Es importante reconocer estos síntomas temprano y buscar apoyo. El síndrome del cuidador no solo afecta la salud y el bienestar del cuidador, sino que también puede afectar la calidad de atención que se brinda a la persona a cargo. Por ello, es esencial que los cuidadores también se cuiden a sí mismos, buscando ayuda profesional cuando sea necesario y estableciendo límites saludables.

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Creado: 8 de octubre de 2015

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