Calefacciones: cuál es la más adecuada para tu hogar
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Uno de los principales temores asociados a la llegada del invierno es el gasto que supone mantener la casa caliente; y no es para menos, ya que según los datos de Certicalia (el Rastreator de precios en certificación energética) cerca del 70% de los gastos de las facturas anuales de un hogar va destinado a la calefacción.
Si además se trata de la casa de una persona mayor, cuya temperatura corporal se autorregula peor, que puede estar tomando cierta medicación que altera su sensación térmica, y que suele padecer la gripe o problemas respiratorios en esta época del año, el gasto en calefacción se puede disparar y suponer una carga excesiva para aquellos que tengan una pensión mínima.
Para evitar este desembolso muchos no ponen la calefacción, pero entonces la situación se agrava porque tienen que recurrir a abrigarse en exceso, lo que les hace sudar y provoca desajustes en la temperatura corporal. Los adultos mayores también suelen recurrir al brasero, que además de ser perjudicial para la circulación de las piernas, puede originar un grave accidente en casa.
Para evitar estas situaciones, vamos a ver qué tipo de calefacción puede ser la más indicada en cada caso y cómo conseguir mantener nuestro hogar caliente sin gastar de más.
Tipos de calefacción adecuados para tu hogar
Para elegir el tipo de calefacción más adecuado para nuestra casa, primero hay que tener en cuenta que en algunos casos nos puede venir impuesto; es decir, si vivimos en un edificio que tiene calefacción central no podremos sustituirla salvo que el resto de los vecinos estén de acuerdo, y si la instalación es de gas tendremos que adaptarnos a este sistema. Por otro lado, también se debe tener en cuenta el clima de la ciudad donde vivimos, si el aislamiento de la casa es adecuado, su tamaño, y el número de personas que habitan en ella.
Teniendo estos factores claros, podemos optar por una de las muchas alternativas a nuestra disposición, teniendo en cuenta la fuente de energía que utiliza y el aparato que proporciona el calor, ya que no todas las calderas ni el resto de dispositivos para calentar consumen la misma cantidad de energía. Por ello, si vas a comprar alguno de estos aparatos por primera vez, o a sustituir alguno de los que tienes, comprueba su eficiencia energética en su etiquetado o especificaciones.
A continuación, te explicamos las ventajas e inconvenientes de cada tipo de calefacción para que descubras cuál es la mejor para ti:
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Calefacción de gas natural:
Es el sistema más usado en España. El calor se distribuye a través de radiadores (el número y distribución depende de las necesidades y características de la casa). Se considera un sistema de bajo consumo, de contaminación media, y que resulta eficaz porque caldea los espacios en poco tiempo.
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Calefacción de gas propano:
Suele ser más caro que el gas natural, pero su potencia es mayor y por eso se suele utilizar en casas muy grandes. Presenta el inconveniente de que su almacenaje en el hogar puede ser peligroso, por lo que se deben seguir unas medidas de prevención muy rigurosas.
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Calefacción de gasóleo:
Su potencia es similar a la del gas propano y por ello también es adecuado para casas grandes, pero es necesario que la vivienda disponga de espacio para almacenar un depósito de gasóleo que es bastante voluminoso. Además, es un sistema más contaminante que el gas.
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Calefacción eléctrica:
A través de radiadores eléctricos y calderas eléctricas, que son muy usados porque su instalación es fácil y económica, no conllevan mucho mantenimiento, y calientan rápidamente los espacios; sin embargo, teniendo en cuenta que consumen mucha energía y que el precio de la electricidad no para de subir, es un sistema de calefacción más caro que el gas. Se suele recomendar en zonas cálidas o en segundas viviendas que no sean muy grandes.
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Bombas de calor:
Es un sistema de calefacción eléctrica que radia a través de aparatos de aire acondicionado, por lo que se usan tanto en invierno como en verano, evitando otras instalaciones adicionales. Su instalación es algo más compleja y cara que la de los radiadores eléctricos, pero el consumo energético es menor. También se aconseja usarlo en zonas en las que no bajen mucho las temperaturas porque el hielo puede dificultar el funcionamiento de la máquina.
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Suelo radiante:
Se recomienda instalarlo en casas nuevas o antes de habitarlas porque es necesario levantar todo el suelo para poder colocar cables eléctricos o tuberías debajo. El calor se desprende del suelo, lo que resulta muy agradable, además de ser un sistema muy limpio y económico, y que presenta la ventaja de evitar los radiadores y poder aprovechar el espacio que ocuparían, pero tanto la instalación como el mantenimiento tienen un coste más elevado.
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Energía por biomasa:
Aún no es muy conocida en España, aunque poco a poco se está haciendo un hueco en los hogares. La energía que proporciona el calor se obtiene a través de combustibles vegetales, como es el pellets, huesos de aceituna, o palitos de pino. Su combustible es muy económico y también ecológico.
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Energía solar:
Se está imponiendo en las nuevas edificaciones porque es obligatorio instalar los paneles que obtienen la energía a través de la radiación solar. También resulta económica y ecológica, y se puede combinar con otros sistemas de calefacción.
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Energía geotérmica:
Tampoco es una opción muy común en la actualidad, y su instalación no resulta económica, pero es renovable y muy ecológica porque la energía se obtiene de pozos geotérmicos de los que se aprovecha el calor natural que desprende la tierra.
Creado: 31 de enero de 2019