La habitación donde descansamos también puede ser testigo de un accidente casero. Especialmente cuando iertas enfermedades obligan a la persona mayor a pasar muchas horas en el dormitorio dentro de la cama. Por este motivo, este espacio de la casa también debe estar adaptado para evitar accidentes, algo que podemos lograr siguiendo estas pautas:
- La altura de la cama debe estar regulada teniendo en cuenta la altura y la movilidad de la persona mayor. Una medida aproximada será alrededor de los 50 cm desde el suelo.
- Guardar la ropa del día a día en una cómoda hará que sea más fácil llegar a ella que si estuviera colocada en la barra de un armario.
- El acceso a la cama debe tener un espacio amplio, y hay que recoger todos los trastos que pueda haber en medio y que dificulten el paso o puedan provocar tropezones. Por el mismo motivo conviene tener el suelo libre de cables.
- Colocar antideslizantes en las alfombras también puede ahorrarnos algún que otro susto, o bien evitarlas directamente, sobre todo las de menor tamaño.
- Puede ser útil instalar un punto de luz tenúe, accesible desde la cama, para cuando necesitemos levantarnos a media noche no tener que ir a oscuras por el cuarto.
- Las estufas o calefactores deben estar alejados de elementos como cortinas o sábanas ligeras. Colocar un detector de humo en el dormitorio también puede ser de utilidad para alertarnos en caso de incendio.
- Un teléfono o un timbre al lado de la cama será una gran ayuda si el mayor se siente indispuesto y sin fuerzas para levantarse de la cama y pedir ayuda.
- Antes de levantarse de la cama, también es conveniente esperar unos segundos sentados en la cama antes de incorporarnos del todo.