Si tienes dificultades para moverte hasta el punto de que tu cama se ha convertido en un obstáculo, la solución está en adaptarla a tus necesidades. Descubre las opciones existentes de camas para personas mayores.
Estamos acostumbrados a ver camas que se pueden configurar en diversas posiciones en los hospitales, pero ¿por qué no tener también una en casa que se adapte a tus necesidades? Existe un amplio abanico de tiendas especializadas donde encontrarlas, y con una simple búsqueda en Internet podrás hacerte una idea de las posibilidades disponibles y de los precios.
PUBLICIDAD
Puedes encontrar múltiples opciones en diseños, tamaños, materiales o acabados, para que ya no sólo escojas la que mejor se ajusta a tus circunstancias, sino también la que te parezca más estética. No obstante, existen básicamente tres tipos de camas para mayores:
Camas planas: son las habituales de somier recto, ya sea raso o con lamas. Es importante fijarse en las dimensiones o los materiales de los que están hechas.
Camas articuladas: cuentan con varios módulos reclinables que forman en conjunto un somier adaptable a las necesidades del usuario. La estructura puede configurarse, por ejemplo, de manera que la espalda quede inclinada, o que las piernas se sitúen en una posición más elevada.
Estas camas conceden mayor autonomía a las personas mayores, especialmente las que pueden manejarse electrónicamente con un mando, puesto que hacen posible incorporarse o moverse con mayor facilidad.
PUBLICIDAD
Camas elevadoras: permiten regular la altura para entrar y salir de ellas sin esfuerzo, además de facilitar la labor de los cuidadores en los casos de personas que necesitan estos cuidados. Son especialmente útiles para sentarse de manera cómoda o para trasladarse a una silla de ruedas sin que haya diferencias notables de altura.
Camas para mayores frágiles o dependientes
Desde el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) recomiendan que las camas para los mayores con dificultades para moverse tengan las siguientes características:
Que tengan una altura regulable para entrar y salir de ellas.
Que permitan añadir accesorios que faciliten la incorporación cuando la persona no pueda cambiar de posición por falta de fuerza o equilibrio.
Deben tener cuatro módulos: uno móvil para cabeza y tronco, otro fijo para los glúteos, y dos móviles articulados entre sí a la altura de las rodillas para muslos y piernas.
Que exista un espacio suficiente para meter los pies debajo de la cama y poder sentarse o tumbarse más cómodamente.
Tener en cuenta si va ser utilizada por una o dos personas, y sus preferencias a la hora de dormir.