La fractura de cadera en las personas mayores es un problema de salud con serias consecuencias para el afectado y su entorno. Conoce cómo prevenirlas y tratarlas, y consejos para una óptima recuperación.
Tratamiento de la fractura de cadera en personas mayores
Aunque la mayoría de los adultos mayores que sufren una rotura de cadera presentan un alto riesgo quirúrgico derivado de su estado de salud, el 97% de ellos son operados, según se indica en el Primer Informe del Registro Nacional de Fracturas de Cadera. La intervención quirúrgica se intenta realizar antes de que trascurran 24 horas desde el accidente, ya que de esta forma se pueden evitar posibles complicaciones como infecciones o problemas circulatorios.
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Por otro lado, elegir la mejor opción para reparar el problema viene determinado por la edad del paciente; así, si este no es mayor de 65 años se puede proceder a la fijación de la zona fracturada con tornillos, pero cuando la persona supera esta edad se suele optar por la colocación de una prótesis.
Con la colocación de una prótesis se pretende devolver al paciente la funcionalidad de la zona sustituyendo el hueso afectado. Hoy en día existen diferentes tipos de prótesis, y la elección de una u otra dependerá de factores como la calidad de los huesos del paciente, la edad de este, o si previamente ha sido sometido a otra cirugía en la zona, entre otros. La tipología de caderas se establece teniendo en cuenta los huesos que se van a sustituir:
Total de cadera: son las más utilizadas cuando hay desgaste.
Parcial de cadera: es menos agresiva que la total y se suele utilizar cuando hay fractura del fémur.
De revisión: son las utilizadas para sustituir una prótesis anterior, y puede ser total o parcial.
De resuperficialización o resurfacing: son las más utilizadas entre pacientes jóvenes.
Además de colocar la prótesis, se debe llevar a cabo el anclaje de esta al hueso, algo que se realiza mediante estos dos métodos:
Fijación cementada: es la más utilizada cuando hay una fractura. Se lleva a cabo colocando cemento óseo alrededor de la prótesis para que la sujete al hueso.
Fijación no cementada: es una fijación más natural porque el material utilizado simula la composición del hueso, pero no se suele utilizar en personas con mala calidad ósea, como suelen ser los mayores.
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Cómo prevenir la fractura de cadera en las personas mayores
La prevención de las fracturas de cadera en los adultos mayores está determinada por la puesta en marcha de diferentes estrategias que eviten, o al menos reduzcan, las posibilidades de que sufran caídas o golpes accidentales, y que favorezcan un mejor estado de salud del posible accidentado. Para ello deberían combinarse las siguientes medidas:
Revisión y seguimiento de la medicación que toma el mayor para evitar en la medida de los posible mareos o desvanecimientos; así como el uso de aquellos que mejoren el estado de sus huesos.
La intervención de un terapeuta ocupacional que ayude a adecuar el entorno del mayor para evitar tropiezos, y para enseñarle a realizar ciertas acciones diarias, como el aseo personal o la limpieza del hogar, de una forma segura.
Pautar la realización de ejercicio físico para evitar la reducción de la masa ósea, aumentar la fuerza muscular y mejorar la movilidad. Además, el hecho de mantenerse activo aumenta la seguridad y confianza del mayo y le ayuda a adquirir destreza.
Evitar el tabaco y el alcohol, tanto para frenar la reducción de la masa ósea, como para prevenir accidentes relacionados con su consumo.
Llevar una dieta equilibrada que evite el déficit de minerales y vitaminas. En ciertos casos puede ser necesario la suplementación de calcio, vitamina D, y otros nutrientes.
Utilización de protectores de cadera que protejan la zona si se produce un golpe, aunque esto se suele recomendar solo a mayores con un alto riesgo de fractura.
Realización de una densitometría para determinar el estado óseo del mayor y así poder establecer las mejores medidas preventivas en su caso.