Rizartrosis, la artrosis del pulgar
El desgaste de la articulación que une el dedo pulgar de la mano con la muñeca da lugar a la rizartrosis o artrosis del pulgar, frecuente en los mayores de 65 años. Conoce sus señales de alerta y consejos para reducir sus efectos.

Síntomas de la rizartrosis: cuándo acudir al médico

Por: Marina García

Periodista, experta en salud y tercera edad

Actualizado: 29 de julio de 2022

El hecho de que la rizartrosis surja en las manos conlleva que repercuta negativamente en muchas de nuestras tareas cotidianas, como mencionábamos en el apartado anterior, por lo que en estados avanzados, esta enfermedad reumática reduce la calidad de vida de la persona que la padece. Con el fin de evitar que la degeneración siga avanzando es importante acudir al médico ante estos síntomas de alerta de la artrosis del pulgar:

  • Dolor en la base del dedo pulgar: es el primer síntoma que surge y el más significativo. Puede aparecer solo en una mano, o en las dos, y se acentúa cuanto más se utiliza la articulación, mientras que se reduce cuando se mantiene en reposo.
  • Pérdida de fuerza: de forma progresiva se nota una falta de fuerza que impide realizar acciones como abrir un bote o coger un objeto de peso medio.
  • Falta de movilidad y rigidez: la degeneración de la articulación impide que se pueda realizar el movimiento articular natural, ya que el cartílago articular es el que favorece el deslizamiento de los huesos con el movimiento.
  • Destrucción de otras estructuras: en los casos de rizartrosis avanzadas también puede surgir la destrucción del hueso, y afectaciones en los ligamentos y tendones.
  • Deformidad de la zona: la rizartrosis puede originar una contractura muscular que origina la deformación de la zona y de la estructura natural de la mano.

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Si presentas algunos de estos síntomas, o si tienes dificultades a la hora de cocinar porque no puedes cortar o pelar las verduras y las frutas, no puedes abrocharte bien los botones o subir una cremallera, o te duele el pulgar al escribir o al girar las llaves al abrir las puertas, acude a un profesional en reumatología. Tras una exploración física, este especialista podrá pedir la realización de una serie de pruebas, como una radiografía o una resonancia magnética, para establecer el diagnóstico.

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